Qué dicen los inspectores de Hacienda

No deja de resultar curioso que, desde hace unos años, los trabajadores asalariados y los pensionistas paguen, de media, más impuestos que los empresarios y los profesionales que van por libre (dentistas, arquitectos, lampistas, etc.). Eso quiere decir o bien que tenemos unos empresarios que son unos santos varones, que prefieren sacrificar sus ingresos a cambio de los ingresos de sus trabajadores... o son unos tramposos de mucho cuidado.

Las cifras del desarrollo económico de los últimos años señalan hacia la segunda opción. El desequilibrio en el reparto de las rentas se ha acentuado en estos tiempos de bonanza. Dígase en cristiano: los pobres siguen igual de pobres; los asalariados se han endeudado hasta las orejas, pero su salario no ha mejorado demasiado; los ricos se han enriquecido mucho, muchísimo. Eso sí, pagan menos impuestos que los asalariados, ya sea en su conjunto o ya sea en tantos euros per cápita. ¿No les parece un escándalo?

Considérese, luego, que el fraude fiscal en España superaba los 88.000 millones de euros hace cuatro o cinco años. Hoy, a ojo, podríamos estimarlo en 100.000 millones de euros, o más. Casi nada, calderilla... Uno de cada cinco euros defraudados a Hacienda se defrauda en Cataluña, donde el número oficial de pobres ya supera los dos millones y medio de catalanes. Se dice pronto.

En éstas, los inspectores de Hacienda han levantado el dedo y han dicho la suya.

No sabía yo que existiera una Organización de Inspectores de Hacienda del Estado, ni que celebrara un congreso anual. Pero existir, existe, y el congreso lo celebraron ayer, en Cádiz, y van veintiuno. ¿Y de qué discutieron?

De sus cosas, pero denunciaron lo dicho.

Dicen que la crisis ha disparado el fraude fiscal y la economía sumergida. Nada nuevo. Pero ahora mismo, el 85% de los ingresos del Estado provienen de las nóminas de trabajadores y pensionistas. Hace cuatro años, era un 72%. Y aquí hay algo que no funciona, porque en estos cuatro años, desde 2007, las rentas del trabajo han disminuido ligeramente (es decir, que cobramos menos a final de mes que hace cuatro años). En cambio, las rentas del capital han aumentado un poco por encima del 3% (los beneficios de las empresas, el capital ahorrado o invertido, los ingresos de autónomos, etc.), en vez de estancarse. Ahora mismo, estas rentas del capital suman más del 44% del PIB... ¡pero sólo pagan el 15% de los impuestos que ingresa el Estado!

En Cádiz, los inspectores afirman contundentemente que de la crisis se sale recaudando más y mejor. Pero apuntan alto, hacia las rentas del capital, porque, afirman, no se puede depender casi en exclusiva de las rentas de los trabajadores, que están exprimidas al máximo. Los inspectores de Hacienda, pues, piden nada más y nada menos que... aplicar la ley. Que al tramposo se le caiga el pelo. No hace falta subir los impuestos, hasta podrían bajarse, si la recaudación contara con más medios. Se añade una cifra curiosa: por cada sesenta céntimos invertidos en inspeccionar, se recupera un euro.

Total, que por algo se queja Juan Rosell (como Juan firma en www.ceoe.es) de los funcionarios y siempre pone de ejemplo de funcionario malvado a un funcionario de Hacienda. Imagínense que éste se ponen a trabajar en serio y le pilla pagando menos impuestos que su secretaria, que se ha dado el caso en más de una ocasión. Don Juan tiene el miedo en el cuerpo.

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