Las bestias




Las bestias, en Sitges, son dos. Uno es un dragón. Nació en 1921 como una bestia marina, pues salió del mar todo pintado de azul, casi como un cuadro de arte contemporáneo. Pero luego, con el pasar de los años, se tornó una bestia terrestre, dejó de ser azul y se tornó verde. Muchos indígenas recuerdan el dragón de color verde, porque era el dragón de toda la vida. ¡Qué sorpresa se llevaron todos cuando, al restaurarlo a fondo, recuperaron los colores y pinturas originales! Más de uno quedó patidifuso, pero el dragón sigue siendo igual de amado que antes, aunque haya salido del armario y resulte no ser un lagarto, sino un anfibio.

La segunda bestia es un grifo, que este año lucía un color naranja espectacular. Es mucho más moderna, pero su notable potencia de fuego y su agilidad en el baile ha hecho que sea admirada y querida. He dicho un grifo, porque parece que es lo que tendría que ser, aunque los indígenas digan que es una águila. Pero, claro, esa cola de reptil mitológico...




Ambos bailes cuentan con tambores y bombos como única música de acompañamiento. Se agradece la ausencia de chirimías, que cuando hay polvoras de por medio se demuestran innecesarias.

La cuestión es que el grito de Foc a la bèstia! (¡Fuego a la bestia!) es el más coreado cuando uno de estos bichos se detiene un momento para cargar las carretillas. Eso lleva su tiempo, el suficiente como para que se congreguen los chavales del pueblo justo delante y pidan fuego. 

Muy pronto son satisfechos.









No hay comentarios:

Publicar un comentario