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Sed lex, dura lex

Lo sabemos, pues ésa es la ley: no consiguió lo que quería; era demasiado tarde para admitirlo: ¿de qué sirve apelar, cuando se sabe que la condena será perpetua, que ya no habrá aplazamiento ni segunda oportunidad?

De Vidas minúsculas, de Pierre Michon, traducido por Flora Botton-Burlá y editado por Anagrama.

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