Mis queridos lectores no dejarán de sorprenderme. Más de la mitad (un 58%) optan por trabajar menos y cobrar más o por echarse al monte, directamente (un 52%). Ambos propósitos son loables y razonables, aunque se quedarán en nada con el transcurrir del tiempo. Sin embargo, un grupo numeroso (el 41%) opta por no tener ningún propósito, lo que de por sí es ya un propósito, y un lío lógico que no desata ni Sócrates. En fin, lo preocupante no es todo esto, sino lo que sigue, porque un 23% quiere leer a Hegel... ¡y entender lo que dice! Más que un propósito, esto es un despropósito. Una minoría del 17% opta por la formación profesional y se ha hecho el firme propósito de doctorarse en Metafísica Aplicada, una disciplina que sirve tanto para un roto como para un descosido. Un 5% está confuso y quiere trabajar más y cobrar menos. Son los que sobrevivieron a Hegel el año pasado, y así les va.
No hay comentarios:
Publicar un comentario