El limón es una fruta ácida y cínica, fragante, amarilla. Pero una solución de agua fresca con un poco de limón y otro poco de azúcar convierte el cinismo en ironía y buen humor. Esta receta me viene a la cabeza cuando subo con mi vecina en el ascensor. Es tímida, huele a limón y vainilla. Puedo afirmar, recordando la limonada, que está muy rica, y me apena darle las buenas noches al despedirme de ella.
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