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La intemerata

Nevaba, sí, y la que se ha montado. Cuando ya pensábamos que el señor alcalde podía tener razón al proponer los Juegos de Invierno, viene la realidad y nos da un mamporro. En Barcelona se interrumpe el servicio de metro, de autobús y de tranvía; se atascan prácticamente todas las carreteras y autopistas; las líneas de ferrocarril se cortan y centenares de pasajeros quedan atrapados en medio de ninguna parte; caen líneas de tendido eléctrico de alta, media y baja tensión; cunde el pánico; la gente huye; viene Godzilla y se monta la intemerata en cuestión de un par de horas.

Sale el Gobierno a decir que vayamos con cuidado, qué menos. Para consolarnos, afirma que está al quite, y que está tomando las medidas oportunas. Qué miedo. Pero nadie oye lo que dice el gobierno, porque la gente se encuentra en medio del fregado, en la carretera, en las paradas de autobús, en el tren, justo cuando regresaba a casa desde la oficina y se ha quedado sola y desamparada.

Es decir de los meteorólogos que estas cosas pasan cada nueve o diez años, poco más o menos, y que esta vez será excepcional, si quieren, pero tampoco tanto, y desde luego era previsible, y fue prevista. Maquiavelo dijo que la suerte juega malas pasadas, pero que éstas se superan gracias a la previsión. El Gobierno cree que la previsión es lo que se supera con un poco de suerte y mañana, si te he visto, no me acuerdo. Al final, todo son puntos de vista y Godzilla ya verán como no existe.

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