Hace días que aparece en prensa un anuncio a página completa que dice: esto lo arreglamos entre todos.org. A ojo, seis mil euros por anuncio, no está mal, y uno, inocente, piensa en otro reclamo publicitario para comprar un automóvil, invertir en una cuenta de ahorro o dar el beneplácito a algún político recién estrenado, porque los propagandistas se las inventan todas.
Luego me entereo de quién está detrás, la Fundación Confianza (http://fundacionconfianza.es), que parece el nombre de una secta.
Leo:
«En la Fundación Confianza conocemos la realidad de las cifras económicas y el impacto negativo que la actual situación provoca sobre los ciudadanos y sobre el conjunto de la sociedad. Consideramos que hay que ponderar todo ello en su justa medida, y hacer así posible un cambio de actitud que acabe siendo el motor de la recuperación de la confianza desaparecida. [...] Detrás de la Fundación Confianza se encuentran algunas de las principales empresas y personalidades del país que, en colaboración con los medios de comunicación, desean contribuir de manera desinteresada a estimular el cambio. Son entidades que han decidido participar en el proyecto de la Fundación Confianza apostando por la transformación de nuestra sociedad, sin esperar exclusivamente reconocimiento individual o ganancias en contraprestación.»
Traduzco:
«La Fundación Confianza cree que no hay para tanto, que en peores fregados nos hemos visto y que si la gente deja de quejarse y arrima el hombro de grátis, saldremos de ésta.»
La Fundación Confianza desea promover una nueva actitud en la sociedad española, actitud que se convierta en el motor de la recuperación de la confianza desaparecida con la crisis (sic). Pero ¿quiénes piden confianza? Es decir ¿quiénes pagan los cuatro millones de euros (ahí es nada) que ha costado la campaña publicitaria estosololoarreglamosentretodos.org?
En letra pequeñita, gris y al final del sitio se enuncian los patronos de la fundación, que son: Abertis, BBVA, Caja Madrid, Cámaras de Comercio, Cepsa, Endesa, El Corte Inglés, Iberdrola, Iberia, Indra, La Caixa, Mapfre, Mercadona, REE, Renfe, Repsol, Santander, SEOPAN y Telefónica. Son algunas de las principales empresas españolas, las principales instituciones financieras, las cámaras de comercio y la mafia inmobiliaria. En 2009, los beneficios de estas empresas sumaron más de 33.300 millones de euros (más de cinco billones y medio de pesetas); pero hay que añadir que las deudas de los afiliados a SEOPAN (la patronal de los constructores y promotores inmobiliarios) suman 425.000 millones de euros, que cubren los bancos y las cajas engordando las provisiones y las comisiones al resto de los clientes y estrangulando el crédito de las pequeñas y medianas empresas. Qué bonito.
Léase, pues, que entre los patronos de esta egregia fundación que no se sabe muy bien para qué sirve, si sirve realmente para algo, están los principales agentes causantes de esto que quieren arreglar. No resulta extraño que luego aparezcan sitios web alternativos, como www.estodeberianarreglarlolosquelojodieron.com y otras, que ahora mismo cuentan con más seguidores y más apoyo popular que el sitio web de la Fundación Confianza. ¿Les ha salido el tiro por la culata a los propagandistas del nuevo orden de la Fundación Confianza? Quizá no, que la propaganda contemporánea es muy retorcida.
A mi entender ¡qué gente tan irresponsable! Esos monstruos empresariales apenas destinan uno de cada diez mil euros de beneficio a una obra social ¿y qué obra social es ésa? Una campaña de propaganda para que no nos quejemos tanto y venga a reír, que si te tomas las cosas con ganas, verás que bien. Pero, por el amor de Dios, ¡lo que podrían hacer con cuatro millones de euros para ayudarnos a salir de ésta! Desde dárselo directamente a los pobres de la Conchinchina, que buen provecho seguro que sacarán de ellos, hasta promover la excelencia académica con becas universitarias, por poner un par de ejemplos. Podrían, qué sé yo, dar incentivos a los investigadores españoles, arriesgar en créditos para emprendedores... Si no quieren esos cuatro millones, que tiran tan alegremente, ¡podrían dármelos a mí, caramba!
Pero, no, no me los darán. Los gastan en predicar no una cháchara hueca de sentido y abundante en palabrería inútil. Se ríen de nosotros, y si no se ríen, lo parece. Que les den, pues, y que (no) les aproveche.
Luego me entereo de quién está detrás, la Fundación Confianza (http://fundacionconfianza.es), que parece el nombre de una secta.
Leo:
«En la Fundación Confianza conocemos la realidad de las cifras económicas y el impacto negativo que la actual situación provoca sobre los ciudadanos y sobre el conjunto de la sociedad. Consideramos que hay que ponderar todo ello en su justa medida, y hacer así posible un cambio de actitud que acabe siendo el motor de la recuperación de la confianza desaparecida. [...] Detrás de la Fundación Confianza se encuentran algunas de las principales empresas y personalidades del país que, en colaboración con los medios de comunicación, desean contribuir de manera desinteresada a estimular el cambio. Son entidades que han decidido participar en el proyecto de la Fundación Confianza apostando por la transformación de nuestra sociedad, sin esperar exclusivamente reconocimiento individual o ganancias en contraprestación.»
Traduzco:
«La Fundación Confianza cree que no hay para tanto, que en peores fregados nos hemos visto y que si la gente deja de quejarse y arrima el hombro de grátis, saldremos de ésta.»
La Fundación Confianza desea promover una nueva actitud en la sociedad española, actitud que se convierta en el motor de la recuperación de la confianza desaparecida con la crisis (sic). Pero ¿quiénes piden confianza? Es decir ¿quiénes pagan los cuatro millones de euros (ahí es nada) que ha costado la campaña publicitaria estosololoarreglamosentretodos.org?
En letra pequeñita, gris y al final del sitio se enuncian los patronos de la fundación, que son: Abertis, BBVA, Caja Madrid, Cámaras de Comercio, Cepsa, Endesa, El Corte Inglés, Iberdrola, Iberia, Indra, La Caixa, Mapfre, Mercadona, REE, Renfe, Repsol, Santander, SEOPAN y Telefónica. Son algunas de las principales empresas españolas, las principales instituciones financieras, las cámaras de comercio y la mafia inmobiliaria. En 2009, los beneficios de estas empresas sumaron más de 33.300 millones de euros (más de cinco billones y medio de pesetas); pero hay que añadir que las deudas de los afiliados a SEOPAN (la patronal de los constructores y promotores inmobiliarios) suman 425.000 millones de euros, que cubren los bancos y las cajas engordando las provisiones y las comisiones al resto de los clientes y estrangulando el crédito de las pequeñas y medianas empresas. Qué bonito.
Léase, pues, que entre los patronos de esta egregia fundación que no se sabe muy bien para qué sirve, si sirve realmente para algo, están los principales agentes causantes de esto que quieren arreglar. No resulta extraño que luego aparezcan sitios web alternativos, como www.estodeberianarreglarlolosquelojodieron.com y otras, que ahora mismo cuentan con más seguidores y más apoyo popular que el sitio web de la Fundación Confianza. ¿Les ha salido el tiro por la culata a los propagandistas del nuevo orden de la Fundación Confianza? Quizá no, que la propaganda contemporánea es muy retorcida.
A mi entender ¡qué gente tan irresponsable! Esos monstruos empresariales apenas destinan uno de cada diez mil euros de beneficio a una obra social ¿y qué obra social es ésa? Una campaña de propaganda para que no nos quejemos tanto y venga a reír, que si te tomas las cosas con ganas, verás que bien. Pero, por el amor de Dios, ¡lo que podrían hacer con cuatro millones de euros para ayudarnos a salir de ésta! Desde dárselo directamente a los pobres de la Conchinchina, que buen provecho seguro que sacarán de ellos, hasta promover la excelencia académica con becas universitarias, por poner un par de ejemplos. Podrían, qué sé yo, dar incentivos a los investigadores españoles, arriesgar en créditos para emprendedores... Si no quieren esos cuatro millones, que tiran tan alegremente, ¡podrían dármelos a mí, caramba!
Pero, no, no me los darán. Los gastan en predicar no una cháchara hueca de sentido y abundante en palabrería inútil. Se ríen de nosotros, y si no se ríen, lo parece. Que les den, pues, y que (no) les aproveche.
Moltíssimes gràcies per l'entrada.... m'has resolt molts dubtes. La veritat és que quan vaig rebre a facebook l'invitació d'aquest grup la vaig rebutjar.... em feia mandra!!! però amb el que expliques en aquest article, encara em dones més raons per a no formar-hi part.... com una fundación es poden gastar tants diners en propaganda en comptes de destinar-los a finalitats socials.... jo no necessito ningú que es dediqui a dir-me que sigui feliç i que aprofiti per anar a comprar al Mercadona o al Corte Inglés, o que truqui als amics per anunciar la meva felicitat, ni que em compri un seguro de llar o de vida per cas de que aquest estat es trenqui sobtadament... o que agafi el tren i vagi a gaudir del sol a Sitges.....
ResponderEliminarJo seria més feliç si pel boca a boca, o el facebook... métodes molt més econòmics, em diguessin que la fundación Confianza s'han gastat 4 milions d'euros en omplir el banc d'aliments, o creant un centre social, o...... m'indignen!!!!!!!!!!!!!11
Dice Popper, el filósofo, que sólo las sociedades cerradas y los regímenes totalitarios predican la felicidad, aunque el derecho a ser feliz sea irrenunciable. Sin embargo, la propaganda contemporánea gira toda alrededor de la felicidad, orillando el derecho innato de toda persona humana a tener un mal día y cagarse en sus muertos, perdón por la expresión. En otras palabras, la injusticia siempre tiene una cara amable, cuidadosamente fabricada.
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