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¿Qué hacemos con el pulpo Paul?


La mayoría de mis lectores, seis de cada diez, quieren elevar un púlpito en el Oráculo Paulino, para poder gozar de los acertados pronósticos del cefalópodo. Dos de cada diez miran por el pulpo y el negocio. Proponen, éstos, dejarle una pulpa al pulpo y gozar del resultado de su unión, vendiendo pulpitos pronosticadores a buen precio y forrándonos por el camino. Sin embargo, el 20% restante de mis lectores tiene inclinaciones malvadas. Un 13% quiere hacer de Paul un pulpo a la gallega, así, tal cual, y el resto quiere poner como un pulpo al pobre pulpo Paul, como si fuera culpa del pulpo lo que predijo y acertó. Desalmados.

Pues ¿quieren que les diga? Nada de eso. El acuario jubila al pulpo, pero no lo libera, porque, dicen, allá fuera se lo comería cualquier bicho. Mejor en el acuario, que está cuidadito y tal. Ahora bien, los rusos ya han consultado al cefalópodo sobre las próximas elecciones generales. Va en serio, lo de los rusos. No se conoce el pronóstico.

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