Una planta se inclina sobre nuestros problemas, y se inclina demasiado, a fe mía. A decir de los observadores, se inclina más que el año pasado y cualquier día de éstos la encuentra el señor rector en medio del comedor y le da la cena. La palmera del ayuntamiento tiene, según unos, ciento y pico años; según otros, más. Era entonces, pobrecita, poco más que una palma. Hoy se alza sobre el pueblo y es vista y admirada de lejos y de cerca por marinos y navegantes, por excursionistas, por indígenas y forasteros. Pero, lo dicho, la cosa anda muy torcida y cualquier día de éstos nos llevamos un disgusto.
Avui, 6 anys més tard de la teva crònica, la palmera de la rectoria ha caigut... es veia venir!!
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