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El aria de las Variaciones Goldberg

El margrave Hermann Carl von Keyserlingk sufría insomnio y no pegaba ojo en toda la noche. Para remediar su mal, acudió a Bach. Me compones algo que me haga dormir, dijo, y tal hizo el genio. Así nació Aria con variaciones diversas para clavecín de dos teclados. Sentado al clavecín, oculto por una cortina, el señor Goldberg, músico de cámara del margrave, pulsaba las teclas y el margrave caía frito al instante. De ahí por qué estas variaciones son las Variaciones Goldberg.

El mérito de Bach es doble. En primer lugar, tuvo un reconocido éxito terapéutico, pues consiguió adormecer al insomne. En segundo lugar, porque compuso un monumento musical de primer orden. Véase. Las treinta variaciones se construyen alrededor de un tema único (una aria de dos secciones con repetición de dieciséis compases cada una) y finalizan con una aria da capo e finale, una vuelta a los orígenes. No existe una melodía común, sino las variaciones armónicas de la línea del bajo, que mantienen un tema constante en todas las melodías. Cada tres variaciones, aparece un cánon, y los cánones se siguen en orden ascendente. El ciclo es un cánon, una danza (donde se luce la mano derecha) y un arabesco (donde se cruzan las manos). Si alguien sabe lo que acabo de decir, que me lo explique, porque me he quedado igual de frito que el muy honorable Hermann Carl von Keyserlingk intentando comprenderlo.

Les dejo con el aria interpretada al piano por un músico genial y excéntrico, Gould. Quizá sea el músico que mejor ha interpretado estas variaciones, o quizá exagero cuando afirmo tal cosa. En todo caso, su interpretación no deja indiferente a nadie y es de ésas que hay que oir. Agárrense y disfruten.

2 comentarios:

  1. Escuché las Variaciones Goldberg completas en el Festival George Enescu, aquí en Bucarest, y lo cierto es que, al final, me entró una somnolencia irresistible. A pesar de ello, es cierto que son de una profunda belleza.

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  2. Querido Carlos, Tu somnolencia no hace más que subrayar el notable éxito del compositor, no te preocupes. Sea, pues, el somnífero más bello de cuantos se han dado, y todos contentos.

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