¿Qué le vamos a hacer? El fútbol me aburre. Me aburre mucho. Pero algunas de las cosas que rodean al fútbol me interesan. El affaire del pulpo Paul, por ejemplo. Otras, en cambio, me preocupan. Entre éstas, la cantidad de mierda y corrupción que genera el deporte del balompié.
Un periodista bromeó (es un decir) al respecto. ¿Qué tienen en común Rusia y Qatar? Petróleo y corrupción, dijo. ¿Qué tienen en común Rusia, Qatar y la FIFA?, pregunto yo. Les recuerdo que la FIFA no tiene petróleo. Ustedes mismos. La cuestión es que el Mundial de Fútbol de 2018 se celebrará en Rusia, y el de 2022, en Qatar.
Pero ¿qué saben de fútbol en Qatar? Nada. ¿Tienen futbolistas? Los tendrán. Aplicarán el método que utilizan los tibetanos para conseguir lamas, pero a gran escala y haciendo una obscena exhibición de dinero.
He aquí el cómo. Se envía un equipo de seleccionadores por toda África, Asia y otros lugares económicamente poco solventes. El objetivo será evaluar las capacidades futbolísticas de setenta y cinco mil niños. Los mejores serán enviados a Qatar, donde serán entrenados en el arte del balompié por los mejores entrenadores del mundo (Guardiola, pongamos por caso, que apoya públicamente el plan). Los que destaquen por sus habilidades, serán nacionalizados cataríes y formarán la selección de fútbol de Qatar.
¿Qué será del resto, de los niños menos afortunados? Nadie sabe decirlo. En el Tíbet, los niños seleccionados serán todos lamas, pero en Qatar no todos los niños llegarán a ser futbolistas cataríes.
Este programa de reclutamiento y entrenamiento de infantes contará con el patrocinio de la Qatar Foundation, que pasa por privada, pero que financia el jeque del país. La Qatar Foundation es la comidilla de la prensa deportiva, porque ha firmado un contrato con el F.C. Barcelona. El contrato durará poco más de cinco años y los cataríes pagarán a los barceloneses 166 millones y medio de euros por el favor. Todos tenemos un precio.
El F.C. Barcelona lucirá el logotipo de la fundación en la camiseta. También participará en la captación y adiestramiento de niños futboleros. Lo dice la fundación. Dice, más exactamente, en una nota de prensa: Qatar will work closely with the F.C. Barcelona management, coaches, players and academy staff as it seeks to develop further its domestic football at all levels and ages.
No será la primera vez que el F.C. Barcelona apoya a regímenes totalitarios. Lean esto, si no me creen. No se pierdan el detalle de hervir hasta la muerte a los opositores del régimen tiránico de Uzbekistán, ni se pierdan la cantidad de dinero que pagaba su tirano al F.C. Barcelona por ver jugar a Messi, Puyol o Iniesta en su campo (un millón per cápita). Se cuenta (no sé si será verdad) que el señor Laporta, hoy diputado, facilitó el acuerdo entre uzbekos y barcelonistas porque tenía tratos carnales con la hija del tirano, una pájara de mucho cuidado. Quién sabe. Yo lo leí en la prensa.
Lo que a mí me escandaliza verdaderamente es que UNICEF no retire su logotipo de la camiseta del F.C. Barcelona, con semejantes antecedentes.
Un periodista bromeó (es un decir) al respecto. ¿Qué tienen en común Rusia y Qatar? Petróleo y corrupción, dijo. ¿Qué tienen en común Rusia, Qatar y la FIFA?, pregunto yo. Les recuerdo que la FIFA no tiene petróleo. Ustedes mismos. La cuestión es que el Mundial de Fútbol de 2018 se celebrará en Rusia, y el de 2022, en Qatar.
Pero ¿qué saben de fútbol en Qatar? Nada. ¿Tienen futbolistas? Los tendrán. Aplicarán el método que utilizan los tibetanos para conseguir lamas, pero a gran escala y haciendo una obscena exhibición de dinero.
He aquí el cómo. Se envía un equipo de seleccionadores por toda África, Asia y otros lugares económicamente poco solventes. El objetivo será evaluar las capacidades futbolísticas de setenta y cinco mil niños. Los mejores serán enviados a Qatar, donde serán entrenados en el arte del balompié por los mejores entrenadores del mundo (Guardiola, pongamos por caso, que apoya públicamente el plan). Los que destaquen por sus habilidades, serán nacionalizados cataríes y formarán la selección de fútbol de Qatar.
¿Qué será del resto, de los niños menos afortunados? Nadie sabe decirlo. En el Tíbet, los niños seleccionados serán todos lamas, pero en Qatar no todos los niños llegarán a ser futbolistas cataríes.
Este programa de reclutamiento y entrenamiento de infantes contará con el patrocinio de la Qatar Foundation, que pasa por privada, pero que financia el jeque del país. La Qatar Foundation es la comidilla de la prensa deportiva, porque ha firmado un contrato con el F.C. Barcelona. El contrato durará poco más de cinco años y los cataríes pagarán a los barceloneses 166 millones y medio de euros por el favor. Todos tenemos un precio.
El F.C. Barcelona lucirá el logotipo de la fundación en la camiseta. También participará en la captación y adiestramiento de niños futboleros. Lo dice la fundación. Dice, más exactamente, en una nota de prensa: Qatar will work closely with the F.C. Barcelona management, coaches, players and academy staff as it seeks to develop further its domestic football at all levels and ages.
No será la primera vez que el F.C. Barcelona apoya a regímenes totalitarios. Lean esto, si no me creen. No se pierdan el detalle de hervir hasta la muerte a los opositores del régimen tiránico de Uzbekistán, ni se pierdan la cantidad de dinero que pagaba su tirano al F.C. Barcelona por ver jugar a Messi, Puyol o Iniesta en su campo (un millón per cápita). Se cuenta (no sé si será verdad) que el señor Laporta, hoy diputado, facilitó el acuerdo entre uzbekos y barcelonistas porque tenía tratos carnales con la hija del tirano, una pájara de mucho cuidado. Quién sabe. Yo lo leí en la prensa.
Lo que a mí me escandaliza verdaderamente es que UNICEF no retire su logotipo de la camiseta del F.C. Barcelona, con semejantes antecedentes.
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