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Ahora no te pongas a llorar, mujer


Hay cosas exclusivas del ser humano, como reír o llorar. Los cocodrilos derraman lágrimas, sí, pero no lloran en el sentido humano del término. Las lágrimas en el hombre (varón o mujer) cumplen una función fisiológica y aparecen, además, asociadas a determinados estados del ánimo. Pero se creía que no iban más allá. Pero la ciencia avanza que es una barbaridad y hoy sabemos que las lágrimas contienen señales químicas que influyen sobre los demás, según un equipo de científicos israelíes del Weizmann Institute of Science y que publica la prestigiosa revista Science, ahí es nada.

Según los autores de Human Tears Contain a Chemosignal, las lágrimas de las mujeres contienen sustancias químicas que causan efecto en el comportamiento de los varones. Se sabía que las lágrimas de ratones contenían señales químicas (no me pregunten cómo se sabía, pero se sabía), y ahora se sabe que las lágrimas del hombre, también. ¡No íbamos a ser diferentes a un ratoncito!

En resumen, el estudio concluyó lo siguiente:

Los varones no saben distinguir las lágrimas de una mujer de una solución salina (suero). Saben lo mismo, huelen igual, no aprecian diferencia alguna. Pero... Ah, amigos, las lágrimas producen un efecto que la solución salina no produce.

Los autores del experimento pusieron a un grupo de mujeres a ver películas dramáticas (llamémoslas así) y se dedicaron a recoger sus lágrimas. Nos imaginamos la escena... En fin, que recogido suficiente líquido, llamaron a los varones voluntarios, les vendaron los ojos y les pusieron un trocito de tafetán bajo las narices. Unos trocitos los habían mojado en lágrima viva; otros, en la solución salina de marras. Los varones seguían sin ser capaces de distinguir la lágrima del suero.

Ahora viene lo bueno. Les quitaron las vendas y los varones examinaron varias fotografías de señoras estupendas. Los que tenían suero bajo las narices se pusieron muy contentos y dijeron que las señoritas de las imágenes eran bellísimas. Los varones afectados (sin saberlo) por las lágrimas respondieron, en cambio, que no había para tanto, que las señoritas no estaban mal, pero... En fin, que no se emocionaron demasiado.

El experimento fue más allá. Los científicos israelíes pusieron toda la carne en el asador y se trajeron un aparato que examina el funcionamiento del cerebro con resonancia magnética. La prensa dice que los varones fueron sometidos a otro experimento. Les pusieron películas, dice la prensa, sin entrar en detalles. Los varones que habían olisqueado lágrimas mostraron una menor actividad en el hipotálamo y la circonvalación fusiforme izquierda. Lo diré clarito y que se entienda: mostraron un menor deseo sexual.

Es decir, disminuyen los niveles de testosterona en los varones expuestos a lágrimas de mujer. Pero ¿por qué? ¿Cómo? Es lo que queda por descubrir. También quiere investigarse la señal química que podría enviar la lágrima de un varón, o la de un niño. Hasta ahora se creía que llorar no tenía ninguna utilidad biológica, pero ahora parece que sí que la tiene. Lo dicho, el hombre es mucho más animal de lo que se creía, dicho sin ánimo de ofender.

Más en: Shani Gelstein, Yaara Yeshurun, Liron Rozenkrantz, Sagit Shushan, Idan Frumin, Yehudah Roth, and Noam Sobel. Human Tears Contain a Chemosignal. Science, 6 January 2011 DOI: 10.1126/science.1198331.

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