Un tal Alan Gribben, profesor de inglés de la Universidad de Alabama, EE.UU., ha editado Las aventuras de Huckleberry Finn y Las aventuras de Tom Sawyer empleando términos políticamente correctos. A saber, se ha cargado la palabra nigger y la palabra injun, y otras cosas de las que no tenemos noticia, porque la prensa no se entretiene con los detalles. Se publicarán en breve y no hay que decir que se ha montado una de muy gorda.
Nigger se utilizaba para negro en aquel entonces, cuando todavía se discutía si los negros eran personas. Hoy, el término se considera peyorativo y se podría considerar un insulto, pero en el Mississipí de 1850 era lo que se decía. Otro tanto sucede con injun, indio, que no es tan insultante porque ha caído en desuso. Los políticamente correctos utilizan los términos afroamericano y nativo americano si vienen al caso, pero el señor Gribben no ha ido tan lejos. Ha cambiado nigger por slave (esclavo) y injun por indian (indio), que no son lo mismo, pero pueden tolerarse. Así, sostiene el censor, ninguna palabra será la barrera que impida una lectura maravillosa a los niños y niñas afroamericanos.
Porque el profesor Gribben señala que ya casi no se lee a Twain en las escuelas por culpa de este lenguaje ofensivo y denigrante. Tal cual lo dice, lo he dicho yo aquí.
Ajeno a la crítica, el señor Gribben prosigue con la censura en sus clases. Eso dice él, que procura suavizar sus lecturas en voz alta cambiando unas palabras por otras. Tememos lo peor. ¿Quién será el próximo? ¿Shakespeare? ¿Qué pensará el señor Gribben de El mercader de Venecia? Ay, ay, ay... Me ha venido Othello a las mientes... Seguramente, Hamlet sería un personaje con disfunción emocional y las tres brujas de Macbeth, tres profesionales del sector de las terapias alternativas. ¡Que Dios nos pille confesados!
Nigger se utilizaba para negro en aquel entonces, cuando todavía se discutía si los negros eran personas. Hoy, el término se considera peyorativo y se podría considerar un insulto, pero en el Mississipí de 1850 era lo que se decía. Otro tanto sucede con injun, indio, que no es tan insultante porque ha caído en desuso. Los políticamente correctos utilizan los términos afroamericano y nativo americano si vienen al caso, pero el señor Gribben no ha ido tan lejos. Ha cambiado nigger por slave (esclavo) y injun por indian (indio), que no son lo mismo, pero pueden tolerarse. Así, sostiene el censor, ninguna palabra será la barrera que impida una lectura maravillosa a los niños y niñas afroamericanos.
Porque el profesor Gribben señala que ya casi no se lee a Twain en las escuelas por culpa de este lenguaje ofensivo y denigrante. Tal cual lo dice, lo he dicho yo aquí.
Ajeno a la crítica, el señor Gribben prosigue con la censura en sus clases. Eso dice él, que procura suavizar sus lecturas en voz alta cambiando unas palabras por otras. Tememos lo peor. ¿Quién será el próximo? ¿Shakespeare? ¿Qué pensará el señor Gribben de El mercader de Venecia? Ay, ay, ay... Me ha venido Othello a las mientes... Seguramente, Hamlet sería un personaje con disfunción emocional y las tres brujas de Macbeth, tres profesionales del sector de las terapias alternativas. ¡Que Dios nos pille confesados!
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