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Los príncipes valientes


Javier Pérez Andújar ha escrito un gran libro, Los príncipes valientes. Me ha recordado, aunque no es lo mismo, al señor Michon, francés, porque el relato como tal es mínimo, y lo que cuenta es el recuerdo, la reconstrucción del pasado, que es lírica y sincera, y la reflexión, la sorprendente reflexión que surge de episodios y sucesos en apariencia triviales.

El telón de fondo, y el fondo mismo de la novela, lo forman los años setenta, una familia inmigrante, un barrio obrero de Barcelona, un paisaje de chimeneas, torres eléctricas, bloques de pisos destartalados y el río Besós; pero también lo forman series de televisión, tebeos, libros y los relatos que han sobrevivido al éxodo, a la fábrica y a la ciudad, relatos que recuerdan el tiempo pasado en el campo andaluz. Es también un libro de libros, de ésos que marcan el inicio de una vocación literaria; es un libro de iniciación, o de reconstrucción de un inicio, que no es lo mismo, aunque se le parece un poco. Es libro de personajes, reales o imaginarios. Es también, muy especialmente, un libro político. Sus páginas muestran la realidad de millones de catalanes, inmigrantes y obreros, antes y paradójicamente, ahora. Es, finalmente, una delicia leerlo, y un caramelo para alguien de la quinta del señor Pérez Andújar, que sonreirá y se admirará de tantos recuerdos.

En resumen, lo dicho: un gran libro.

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