La Follia di Spagna (I)

La follia es un tema musical, pero follia también significa locura, en italiano. Un portugués, Gil Vicente, menciona la follia como un baile de pastores en 1503, y los eruditos suponen, pues, que la follia como tema musical viene de muy antiguo, de mediados del siglo XV. Sobre ese baile sabemos poco. Gil Vicente, ya lo ven, lo bautizó como follia y leyendo lo que dijo de él, del baile, Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana, se entiende el porqué. Dice don Sebastián que los pastores danzaban llevando sobre los hombros a mozalbetes disfrazados de mozas, y así travestidos corrían de aquí para allá sin orden ni concierto, tropezando unos con los otros hasta dar con los huesos en tierra. Hermoso baile.

¡Quién nos iba a decir que el cachondeo que se llevaban los pastores sería, sin lugar a dudas, el tema musical más influyente de toda la música occidental! Pensarlo hubiera sido... ¡una follia!

Todavía se discute si la follia surgió realmente en Portugal, si se bailaba ya en León o si fueron los valencianos (quiénes, si no) los que lo bailaron por vez primera, pero no importa, porque el tema de la follia corrió como la pólvora y pronto lo bailaron todos los pastores de Finisterre a Estambul.

A finales del siglo XV, aparece el esquema armónico de la follia, que es éste: (i)-V-i-VII-III-VII-i-V-(i). Los italianos cantan la follia, y copian las canciones en los cancioneros de Montecassino y Perugia, por ejemplo, o en las frottole; los españoles no se quedan atrás, y se copia en el Cancionero Musical de Palacio y en varias ensaladas (piezas ligeras y variadas). La idea, en todas partes, era que el músico improvisara partiendo de esta secuencia de acordes, tan simple. A esta follia se la conoce como follia temprana o primera follia.

Cuentan que la primera follia de verdad fue la de Antonio Martín y Coll, del que se conserva el Ramillete de Flores, una colección de piezas menores. Ahora, el esquema armónico es i-V-i-VII-i-V / i-V-i-VII-i-V, que acepta muchísimas variantes.

Con el Renacimiento y el Barroco, la follia se perfeccionó y se sumaron los franceses a la gresca. Y fue un compositor del Rey Sol, Lully, el que estableció la forma definitiva, el esquema armónico básico de la follía llamada tardía o segunda follía.