Dejemos la Fiesta Mayor de Sitges por unos instantes y exploremos el mundo de los libros.
Muchos críticos dicen que B-17G es una de las mejores obras de Pierre Bergounioux. La publica en español Ediciones Alfabia, traducida por Paula Cifuentes.
Acompaña a este comentario una breve película donde aparecen unos cazas de la Luftwaffe (en este caso, Messerschmitt Bf 109 G) y unos bombarderos de la USAAF (B-17G). Bergonunioux se basa en un fotograma de esta película (que se reproduce en el libro) para cimentar su relato, quizá biografía, ensayo, su texto, por así decirlo. Recoge un breve instante, los últimos momentos de un bombardero norteamericano sobre Alemania.
Aunque en esta película que he encontrado aparecen los Bf-109G, Bergounioux atribuye el derribo del bombardero a un Focke-Wulf FW-190, y yo estoy de acuerdo con él. Los Bf-109G que aparecen en la película rara vez atacaban a las Fortalezas Volantes.
Pero ¿qué estoy diciendo? En el fondo, qué avión hizo tal cosa o tal otra no importa. El relato de esos brevísimos segundos en los que un avión y todos sus tripulantes se convierte en chatarra y muerte es el protagonista de B-17G. Bergonunioux reflexiona sobre el progreso, la máquina, la guerra asociada a una cosa y la otra. Intenta meterse en la piel de los jóvenes que apenas habían dejado de ser adolescentes y ya morían en los cielos de Alemania. Explora el sinsentido, pero también el destino, de los protagonistas, víctimas y verdugo.
Yo no sé si B-17G es o no es una de las mejores obras de Bergounioux, ni llevo mi admiración tan lejos como algunos críticos, pero sí que sé que es una obra breve que dice muchas más cosas de las que parece decir, que esconde muchas reflexiones y sentencias que dan para pensar largo y tendido, que se lee en un pispás y se digiere lentamente, pesadamente, por no desperdiciar ni un gramo de la literatura que contiene. No me atrevo a ser superlativo con B-17G, pero sí me atrevo a decir que es un bocado de excelente literatura.
La guinda de tan delicioso pastel la pone Pierre Michon, que firma un postfacio. No hemos salido todavía del relato de Bergounioux y Michon ya está dándole la vuelta, magistralmente, y se propone mostrárnoslo desde un punto de vista sorprendente, y nos sugiere, como siempre, mucho más de lo que escribe él o de lo que ha escrito Bergounioux. Ah, qué grande es Michon cuando se lo propone.
Tengo un reparo con este libro: la traducción.
Por ejemplo, mitrailleuse no es metralleta (subfusil), sino ametralladora. Armée (o Army) no es armada, sino ejército. Así, no es la Armada del Aire, sino el Ejército del Aire. No es el 8.º Regimiento del Aire, sino la 8.ª Fuerza Aérea. Etcétera. Los aficionados a la polemología tropezamos, día sí, día también, con errores de esta clase, en la televisión, en el cine, en los libros. Aunque algunos podrían considerar que es un asunto menor, desluce lo que era una buena traducción en general, y daña la vista.
Ver también la película original de la fotoametralladora en http://youtu.be/OStFCq8hzGo.
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