Cuentan que existe un kit de Festa Major. No se trata de un producto oficial, sino de un conjunto de elementos que los suburenses adquieren, consiguen o guardan de otros años, que servirán para celebrar la Fiesta Mayor como Dios, San Bartolomé, la tradición y los vecinos mandan.
Es difícil saber en qué consiste exactamente un kit de Festa Major. El forastero indaga y obtiene respuestas diversas. Unos dicen que tal cosa es imprescindible, otros dicen que tal otra, y muchos indígenas incluso niegan la necesidad o la existencia del mencionado kit. Que nieguen que exista no quiere decir que no exista. Podría ser un tabú reconocerlo delante de uno de fuera, o más posiblemente podría ser algo tan metido en la sangre y la costumbre que pasa como la cosa más natural del mundo.
En fin. Mucho preguntar, mucho fracasar y, al final, pocas cosas claras. Parece que el kit de Festa Major depende de la edad y del poder adquisitivo del indígena. Por ejemplo, se ponen a la venta unas figuritas de plomo que representan un baile o un personaje de la Fiesta Mayor. Coleccionar estas figuritas implica una notable inversión, pues están hechas a mano y con mucho esmero, son cosa de mucho mérito. Los que más figuritas compran son los mayores, que no pueden resistir la tentación del juguete.
Otro artículo que se pone a la venta justo antes del festejo es la camiseta de tal o cual colla. Las colles que venden más camisetas son las de los diablos y fieras flamígeras, que agotan sus existencias en un pispás. Así recaudan fondos para pólvoras y abastos.
Hablando de camisetas, las colles de adolescentes diseñan sus propias camisetas y compiten entre ellas para ver quién consigue la más chula. Luego, durante la fiesta, los varones adolescentes no quitan el ojo de lo que asoma por debajo de las camisetas de las mujeres adolescentes, y así pasan el rato, entre apretones y cervezas. Esta moda de las camisetas es reciente, y no se remonta más allá de los finales de los años ochenta. Aunque si usted pregunta a un adolescente suburense, éste respondera que eso se ha hecho toda la vida. Toda la vida es, como se ve, un término muy relativo.
Sin embargo, en todo kit de Festa Major que se precie no falta jamás (¡jamás!) el Programa de la Festa Major (el Programa de la Fiesta Mayor). Convenientemente ilustrado, resume la agenda de todos los actos que se celebrarán en honor de San Bartolomé. Se anuncia el vermú del Prado, el baile de sardanas en el Paseo Marítimo, el intento de los castellers de superar el dos de dos amb folre i manilles del año pasado, el itinerario de la procesión cívica, etcétera. El verbo es florido, grandilocuente. No basta con anunciar que la procesión de San Bartolomé se iniciará el día 24 a las siete de la tarde, sino que hay que decir que la magnífica, extraordinaria, fabulosa, etcétera, procesión de San Bartolomé glorioso se iniciará con jolgorio y algarabía a la mejor hora del mundo, las siete de la tarde, el día 24, siguiendo la costumbre. Si no así, poco más o menos.
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