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San Sebastián

La villa de Sitges está hermanada con la ciudad de San Sebastián, que en vascuence llámase Donostia. La razón es una pequeña iglesia marinera, anexa al cementerio del lugar, consagrada al santo en cuestión.

Estos últimos años, la zona ha conocido grandes cambios urbanísticos. Se ha reordenado el espacio que da al mar, convirtiéndolo en una zona peatonal y arreglando los accesos a la playa.
Como siempre, la reforma no se libra de polémicas. Aunque, es mi modesta opinión, no le ha ido mal al barrio.

La iglesia, quizá ermita, luce ahora con gracejo sobre un palmo de costa suburense. Merece más fama de la que tiene, o quisiera que la mereciera. Me parece un edificio que plantea su elegancia desde la sencillez. Se trata de una arquitectura anónima y de una iglesia que, eso me dijeron una vez, sólo sirve para guardar santos, ésos que sacan a la calle en Semana Santa, con gran esfuerzo de pocos y la indiferencia del común.

Siempre me he preguntado cómo será por dentro.

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