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A éstos no les pasa nada

Vamos a ponernos demagógicos, que dicen, aunque todo lo que diré se ha publicado en prensa, y sólo he tenido que acudir a las hemerotecas. A ustedes les sonará que Caixa de Catalunya era, después de la Caja de Castilla-La Mancha, la que peor pintaba cuando las cosas comenzaron a torcerse. Ha sido, con Caixa Galicia y la Caja de Ahorros del Mediterráneo, una de las vergüenzas de nuestro sistema financiero, por su ineptitud en la gestión y su papel en la corrupción urbanística desaforada. Una de sus promotoras urbanísticas está metida en el caso Pretoria, por si no lo sabían.

En 2010, recibió 1.260 millones de euros del FROB y echó a la calle a 1.600 trabajadores, para intentar sanear sus cuentas. Se fusionó con dos cajas más, pequeñitas, se creó CatalunyaCaixa y aún así, otro rescate de casi dos mil millones de euros más. Hoy, un 90% de CatalunyaCaixa es del Estado. Su mala gestión, su especulación financiera con el mercado inmobiliario y la ineptitud de sus directivos nos ha costado a todos los españoles un serio disgusto y agárrense, que todavía queda materia para sustos.

El desastre se gestó cuando el presidente de la Caixa de Catalunya era un señor que había sido alcalde de Barcelona, diputado y ministro, Narcís Serra. Era una presidencia ejecutiva, no honorífica, decía don Narcís. Así justificaba un sueldo de unos 200.000 euros al año entre una parte fija y otra variable. Así, en 2009 cobró 275.000 euros; 80.000 eran dietas por asistir al consejo. Eso es tanto como decir que usted cobra un sueldo y le dan un treinta por ciento más si además acude a la oficina.

Don Narcís decía que mandaba, que no estaba ahí para hacer bonito. Pues, qué quieren que les diga: vistos los resultados, mejor que hubiera sido una presidencia honorífica. Además, la presidencia no sería tan ejecutiva como decía don Narcís y eso de trabajar para Caixa de Catalunya es algo muy relativo. Porque el trabajo, si puede llamarse así, no era exclusivo y le permitía muchísimas otras actividades empresariales. Mentira, empresariales, no; lucrativas. Don Narcís ni monta ni gestiona empresas, sino que participa en los consejos de administración de empresas de otros, que no es lo mismo.

A propuesta de la caja de ahorros que presidía el mismo don Narcís, éste entró en varios consejos de administración. Así, en el Consejo de Administración de Gas Natural, SDG, SA, que le procuraba más de 150.000 euros al año. También consiguió el puesto de consejero en el Grupo Applus, sumando 120.000 euros a lo anterior. También estaba en el Grupo Telefónica, como vicepresidente de un consejo asesor en Cataluña (¿sobre qué asesoraba?) y como consejero en empresas filiales que trabajan en el extranjero, ingresando por ello más de 300.000 euros al año (470.000 en 2009). Nos queda su consejería en Volja Plus, de la que es vicepresidente puesto a dedo por ser consejero de Applus, que también debe de ser un buen pellizco.

Total, que entre una cosa y la otra, don Narcís se llevaba a casa cada año un millón largo de euros, picoteando de aquí y de allá, sin ningún trabajo que le obligara dedicarse plenamente.

En vez de revolotear en busca de asiento podría haberse dedicado a ganarse el sueldo, porque la caja de ahorros se fue al cuerno. Eso sí, el señor don Narcís Serra y todo el Consejo de Administración, viéndose con un pie fuera de la institución, se aumentó el sueldo un 41% en 2010, poco antes de abandonar el barco. Ahora, cobra alrededor de 160.000 euros al año de retiro de su antigua presidencia, en agradecimiento por los servicios prestados.

El presidente que le sucedió, don Fernando Casado, pactó un sueldo anual de 600.000 euros, pero como la caja de ahorros estaba siendo intervenida y sumando parados a la estadística, la noticia cayó muy mal y el señor Casado tuvo que conformarse con los 200.000 euros, presionado por el señor Todó, director general. Eso sí, le perdonaron la dedicación exclusiva. El señor Casado abandonó poco después el cargo, en medio de un consejo de administración en el que volaban los puñales de aquí para allá. Luego vino el señor Loza.

Ahora, CatalunyaCaixa, que así se llama lo que ha sobrevivido, paga a Adolf Todó unos 800.000 euros anuales fijos más una parte variable en función de no se sabe qué, por la presidencia ejecutiva. Otro presidente que manda, Dios mío... Además, si lo despiden, se lleva cinco años de sueldo como indemnización.

Su currículum es muy interesante, puesto que fue el director general de la caja de ahorros con el señor Serra como presidente ejecutivo y también se subió el sueldo un 33% en 2010, y los complementos variables, un 50%, en plena intervención del Fondo de Rescate. No fue el único. El señor Jaume Massana, director general adjunto, se subió el sueldo el año pasado un 71%, hasta llegar a los 500.000 euros al año, más un 45% en la parte variable.

Ellos se lo guisan, ellos se lo comen, nadie es responsable de nada y el pagano, el pobre. Ése es el resumen.

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