Voltaire sostenía que un filósofo necesita tener los suficientes recursos como para vivir sin preocuparse de su propia manutención, para poder filosofar libremente. Dicho y hecho. Invirtió sus ahorros en el tráfico de esclavos y consiguió una renta que le permitió filosofar libremente, sin preocuparse de tener que trabajar.
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