Don Baudilio sigue adelante con su plan de destrozo de la sanidad pública. Como el copago de los medicamentos o de la atención sanitaria sólo puede regularlo el Gobierno de España, don Baudilio sale por peteneras y se inventa una tasa administrativa que pretende satisfacer el coste del papeleo de una receta médica. ¿No sería más eficiente reducir este coste, que peca de exceso de burocracia? Ay, no, eso no sabemos cómo se hace.
Así, pues, todas, todas las recetas tendrán que pagar un euro, todas y cada una de ellas, cuando se pase por la farmacia, porque ése es el camino fácil para resolver el problema. No se librarán de pagar ni los jubilados, ni los enfermos crónicos, ni los pobres de solemnidad. Este euro lo pagará todo dios, fin del cuento. Se establecería un máximo de 61 euros por año, pero sólo porque somos buenos. Un enfermo crónico llega al máximo en un mes, maldita la broma, pero ¿qué importa?
Don Baudilio afirma que la gente se medica en exceso, y que pagando un euro por receta, sólo tomará los medicamentos que realmente necesita. Perdón, ¿cómo dice? Tales han sido sus palabras.
Ahora bien, yo no me medico por capricho, sino porque un médico me ha recetado algo, y por algo será. ¿Me medico más de lo que debería medicarme? Si fuera cierto, ¿de quién es la culpa? ¿Mía o del médico? Mucho me temo que ésta es otra de esas excusas basadas en el tópico y de carácter populista.
¿Cuánto costará la gestión de este nuevo impuesto? ¿Más de un euro por receta, o menos? Mucho me temo que más, aunque gran parte del coste de gestión del cobro lo cargarán las farmacias a sus espaldas y por eso el gobierno dirá que menos. E ahí por qué el Colegio de Farmacéuticos se opone al copago... a la tasa administrativa, perdón.
¿A quién beneficia? (Silencio.)
¿A quién perjudica? A los más pobres y a los más enfermos en particular, y a los catalanes en general, pues no se aplica en el resto de España... por ahora.
¿Conclusión? Sírvanse ustedes mismos.
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