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Feliz cumpleaños, biblioteca

A finales de 1711, Felipe V fundó la Real Biblioteca Pública. Esa institución cumple ahora trescientos años, con el nombre de Biblioteca Nacional. Los primeros libros procedían de las bibliotecas particulares de los nobles que se habían inclinado por su enemigo, el archiduque Carlos de Austria, el Haubsburgo. El depósito del saqueo perseguía, al menos, un fin altruista: en vez de quemarlo todo, como hubiera sido la costumbre en la católica España austracista, el rey creó la Biblioteca Real para fomentar el estudio de sus súbditos (qué gran escándalo entre la carcundia, por Dios). Cinco años después, se instaura el Depósito Legal. Es decir, un ejemplar de cualquier libro que se publicase tenía que ir a parar a los fondos de la Biblioteca Real. Con alguna variación, el Depósito Legal es todavía vigente.

En 1836, se le cambia el nombre y alguna cosa más. Pasa a llamarse Biblioteca Nacional y ahora depende del Gobierno y no de la Corona. Con el tiempo, se suma el Archivo Nacional, la Hemeroteca Nacional y muchas cosas nacionales.

Que una biblioteca cumpla trescientos años es una bonísima noticia; que sea una Biblioteca Nacional es motivo de orgullo, porque no todo el mundo puede presumir de una Biblioteca Nacional de trescientos añitos funcionando ininterrumpidamente, tan llena de libros y obras de arte como ésta. Dicen que es la institución pública más antigua de España. Qué bonito el órgano del Estado con más solera e historia sea una biblioteca.

Así, pues, feliz cumpleaños, biblioteca. Que sean muchos más.

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