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Eufemismos e iniciativas

Hace unos días, el pasado 19 de diciembre, el Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalidad de Cataluña publicó una nota de prensa titulada Territorio mejora el sistema de peajes y las tarifas del transporte público para garantizar una movilidad sostenible. Caramba, qué titulo.

Ya les digo yo, de entrada, que es un monumento al eufemismo y al doble lenguaje, y pronto verán por qué.

Leamos la nota de prensa (en catalán), que pueden encontrar aquí mismo.

Dice, por ejemplo, que La Generalidad tiene como objetivo prioritario salvaguardar el transporte público, pieza capital (sic) en el Estado del bienestar, y hacerlo económicamente sostenible. Este tipo de sostenibilidad económica se llama rentabilidad, por si no lo sabían los chicos de Prensa.

Sigue la nota. El departamento se cuelga la medalla de aportar unos 300 millones de euros al sistema metropolitano de transporte público de Barcelona y luego habla de las tarifas. Aquí viene lo bueno, lo bueno de verdad.

Por otro lado, dice, la revisión de tarifas para 2012 que ha aprobado hoy el Consejo de Administración de la Autoridad del Transporte Metropolitana (ATM), bonificará a los usuarios más habituales del sistema. Señala que se baja un 3,6% el precio de las tarjetas T-Trimestre y casi un 2% el de las tarjetas T-Mes válidas para una zona. También afirma que se potenciarán las tarifas sociales.

Luego dice, textualmente, que las nuevas tarifas, además de promover el uso del transporte público para favorecer una movilidad sostenible, responden a la voluntad de encaminarse hacia un equilibrio financiero del sistema, por un lado, y a reducirle los costes.

Lo que quiere decir el departamento, pero no dice en ningún momento en toda la nota, es que el pase de transporte utilizado por el 70% de los usuarios, la T-10, será un 12% más caro, el billete sencillo será un 38% más caro y la tarjeta T-50/30, que permite cincuenta viajes en un mes, sube otro notable 10%. Las tarjetas que bajan de precio son las que casi nadie utiliza, y da igual que suban o bajen, porque da lo mismo.

Qué cara se les habrá puesto a los chicos de la ATM cuando se han enterado de la iniciativa de Promobilletes. Promobilletes es la ocurrencia de dos ingenieros de la Escuela Politécnica que ofrece tarjetas T-10 más baratas que en una estación de metro.

Daniel Martínez y Guillem Mateos, los dos ingenieros de felices ideas, compran los billetes de manera legal y al precio que corresponde. Luego buscan una empresa que quiera patrocinarlos. La empresa paga un tanto y verán qué hacen en Promobilletes con ese dinero. Usted va al sitio de Promobilletes, encarga varias tarjetas T-10 más baratas, con descuentos de un 10, un 20 y hasta un 50%, las paga y pronto las recibe en su casa, junto con la publicidad de la empresa patrocinadora. Eso es todo.

El Consejo de Administración de ATM y, por qué no decirlo, el Departamento de Territorio y Sostenibilidad (Territorio y Rentabilidad, perdón) han sido pillados con el paso cambiado. Ahora mismo, sus abogados estudian si lo que hace Promobilletes puede hacerlo legalmente, mientras los periódicos se recrean con la noticia.

Dos ingenieros han podido rebajar el precio de los billetes con un poco de imaginación y sentido común. Todo un gobierno, el de los Mejores, no.

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