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«No es adecuado»

La Iglesia nos obsequia, de vez en cuando, con ataques de carcundia que hacen más daño a la institución que mella en la población. Estos días, dos arzobispos han abierto la boca para largar algunas perlas, y será casualidad, pero los dos le han dado vueltas a la idoneidad de un comportamiento. Los dos han coincidido en afirmar que no es adecuado esto o lo otro. ¿Se habrán puesto de acuerdo?

El primero en lanzar un no adecuado ha sido el arzobispo de Valladolid, don Ricardo Blázquez. Se ha picado porque el ayuntamiento de su ciudad ha escogido para el pregón que inicia las fiestas de Semana Santa a doña Soraya Sáenz de Santamaría, que es hoy vicepresidenta del Gobierno de España. El ayuntamiento tiene la potestad de escoger al pregonero, pero el arzobispo solicita poder meter baza en la elección, porque (esta vez) la señora Sáenz de Santamaría no es adecuada, dice. Me hubiera gustado que me consultaran, añade el arzobispo, no sé si resignado o peleón.

Lo que molesta al obispo es la situación matrimonial de la pregonera. Doña Soraya se casó por lo civil en Brasil en 2006. Fue una ceremonia íntima y privada, pero no fue religiosa, vaya por Dios. Cuando el ayuntamiento, por hacer la pelota al gobierno, nombró pregonera a doña Soraya, el arzobispo se puso de los nervios. Porque el pregón, aunque sea una invitación para que los vallisoletanos participen en la fiesta, se realiza en la catedral, delante del arzobispo y toda la ceremonia y se trata de la Semana Santa, qué narices, no de un fiestorro cualquiera.

Después de escupir azufre, el arzobispo intenta quitarle hierro al asunto: sólo he dicho en voz alta lo que dice el Derecho Canónico (doña Soraya sigue soltera y en pecado, según el parecer de la Iglesia) y el pregón, en fin, es un género literario, más que una homilía o un sermón, añade, dejando entrever que el supuesto honor no es tanto como dicen. Asistirá al pregón, ha concluido, pero ya las ha dejado ir por la boca.

Otro que dejar ir un no adecuado es el arzobispo de Tarragona, don Jaume Pujol Balcells, que abrió el cerco de sus dientes para dejar escapar consideraciones enjundiosas en un programa de TV3 en horario matinal. Se despachó a gusto con su parecer sobre los homosexuales, que no es de recibo. Yo quiero a todo el mundo, dijo, pero distingo muy bien entre lo que son las personas y sus comportamientos. Como personas, todos somos hijos de Dios, debemos respetarnos y todos merecemos la máxima consideración; pero hay comportamientos que no son buenos... y ya se imaginan ustedes del comportamiento de quiénes hablaba el caballero. Porque, añadió, su comportamiento no es adecuado ni para ellos ni para la sociedad. Como ven, vuelve a tratarse de algo no adecuado, ser maricón.

Como se le ha vuelto a preguntar sobre el asunto, para darle la oportunidad de suavizar el dicho, él ha insistido en su modesta opinión. Cada uno tiene que pensar muy bien la responsabilidad que quiere tener frente a la sociedad. La Iglesia puede hablar, pero después no obligamos a nada porque no tenemos Mossos d'Esquadra [la policía autonómica] ni prisiones. Más que nunca, ahora la Iglesia tiene que decir lo que está bien y mal, y nos lo tenemos que decir también los unos a los otros, ha dicho.

Yo no sé si alegrarme por las carencias de la Santa Madre Iglesia, porque hubo un tiempo en que ésta tenía corchetes, esbirros, prisiones y jueces, y organizaban unos autos de fe dignos de aplauso. Quiero suponer que el señor arzobispo no tenía tales ideas in mente cuando mencionó a los mossos y las prisiones... Por favor, esperemos que no.

También largó sobre el papel de la mujer en la Iglesia, que debe limitarse a parir, a cuidar del marido como si fuera su hijo más pequeño (sic), etcétera. Del mismo modo que el arzobispo no puede traer hijos al mundo, la mujer (así, en general) no puede dar misa, sentencia. A cada uno, lo suyo, afirma. No hace falta recrearse en las declaraciones del personaje, que parece un ayatolá iraní pasado de vueltas en vez de un obispo que vive en un rebaño lleno de ovejas negras que se hacen de oro con la desgracia de los pobres, que eso sí que es escándalo y corrupción y da para mucho hablar y denunciar.

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