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¡La Virgen! (III.- La Virgen se enfrenta a la Iglesia)

A todo esto, ¿qué hace la Santa Madre Iglesia?

Tengo que señalar que los seguidores de la Virgen del Tropezón de doña Luz Amparo, también conocida como la Virgen de los Dolores del Prado Nuevo (los dolores del tropezón) de El Escorial argumentan que la Santa Madre Iglesia tiene autoridad (religiosa) en todo aquello que tenga relación con la interpretación de las Escrituras, pero como la aparición de la Virgen es un fenómeno extra-testamentario (es decir, que no aparece en el Libro), la Santa Madre Iglesia ya puede decir misa, si quiere, que no tiene (textualmente) ninguna autoridad sobre este asunto.

Ninguna autoridad... Si viviera Torquemada, no tendrían los cojones de afirmar lo mismo.

Sea como sea, los seguidores de la secta de la médium en cuestión citan a Satanás y su obra cuando hablan de los que antes eran miembros de la secta y ahora ya no y la denuncian (previsible), a los periodistas que ponen en duda la autenticidad del cuento (previsible) y dedican una condena especialmente severa al cura de la parroquia a la que pertenece el merendero donde apareció la Virgen.

Días cortos os quedan en la Tierra, como sigáis intentando destruir mi obra, amenazó, poéticamente. ¡Ay, lenguas malvadas! ¡Yo me encargaré de juzgaros por vuestro comportamiento! Que se entienda: como os pille, os dejará la cara nueva.

Doña Luz Amparo no acepta las críticas, se las toma como algo personal. Quizá porque le va la fortuna en ello. Por eso, el cura que puso en cuestión la bondad de doña Luz Amparo pasó a ser algo así como el demonio encarnado.

Porque el sacerdote, desde el primer momento, caló a doña Luz Amparo y avisó a todo el mundo de la patraña. Escribió al arcipreste, al obispo, al arzobispo... No se dejó ni uno.

Siempre decía lo mismo: que doña Luz Amparo ponía en boca de la Virgen lo que a ella le venía en gana, en provecho propio; la médium no iba de buena fe, sino que se aprovechaba de la credulidad del personal; la mujer hacía más mal que bien al público en general y a la Iglesia, en particular, burlándose de ella; las apariciones y los prodigios no eran tales, sino una memez, o lo que es peor, un plan para sacar perras del fresno, una pura y simple estafa.

Poco después, la Santa Madre Iglesia o, más exactamente, el Arzobispado de Madrid, comenzó a preocuparse. ¿Qué pasa en El Escorial? Nada, que se aparece la Virgen y esto y lo otro y va mucha gente a verlo. Pues, vamos a ver nosotros también.

En 1985, el entonces cardenal don Ángel Suquía y Goicoechea se informó sobre este asunto y le faltó tiempo para escribir una nota que prohibía a los religiosos y sacerdotes asistir a los actos organizados por doña Luz Amparo y los de su cuerda. Dejó escrito, en abril de 1985, que no consta el carácter sobrenatural de las supuestas apariciones y revelaciones, textualmente.

Ésa es, hasta el día de hoy, la única nota oficial que ha escrito la Santa Madre Iglesia sobre el fenómeno de una supuesta aparición de la Virgen en el Prado Nuevo de El Escorial.

De la capilla, ni hablar... por el momento.

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