Ay... El curso de la Operación Bikini sufrió ayer un serio revés cuando, al pasar por delante de una tienda especializada en comestibles importados de Italia, descubrí que vendían cannoli siciliani recién llegados. Un impulso arcano, un instinto depredador, una ansia desconocida, me precipitó al interior de tan insigne comercio, donde adquirí e inmediatamente devoré, uno de esos cannoli.
¿Me arrepiento? ¿Cómo voy a arrepentirme? ¡Jamás! Porque la vida es para vivirla o morir en el intento.
El cannolo es un dulce carnavalesco, llamado así en Italia porque es típico del Carnaval. Un cannolo es un pequeño tubo (la canna) de una pasta frita (que recuerda al barquillo) que se rellena con requesón azucarado y aromatizado (en propiedad, ricota). Es frecuente que los cannolieri (los que preparan los cannoli) utilicen también chocolate, pistacho o algún que otro licor para añadirle un gustito singular, y cada cual tiene su propia receta. Dicen que el cannolo siciliano tiene origen árabe, yo qué sé. Pero sé que del cannuliccho (un cannolo no más grueso que un dedo) a los cannoli della Piana degli Albanesi (Palermo), que suman cada uno un palmo del mejor cannolo, hay un mundo entero por descubrir y saborear. Recuerdo con especial emoción (se me saltan las lágrimas ahora, cuando escribo) los cannoli de una pastelería de la Via Solferino en Roma, que traían de Sicilia y se agotaban en un pispás.
Cuando, en la tercera entrega de El Padrino, veo morir a don Altobello, cannolo en mano, escuchando la Cavalleria Rusticana, siento una profunda envidia.
Te entiendo
ResponderEliminarOn està aquesta botiga, Luigi. Canoli: wow!!!
ResponderEliminar"Le regioni d'Italia", Torrent de l'Olla, 119. www.leregioniditalia.com. Però hi ha més llocs on de tant en tant en venen... però poquets.
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