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Rumor y pesadumbre



Llega a mis oídos un rumor. Los ciento cincuenta trabajadores de Barcelona Activa, SA, temen por sus puestos de trabajo. Muchos tienen contratos temporales o de obra o servicio, porque la calidad del trabajo nunca ha sido una prioridad en esta empresa. Barcelona Activa, SA, es una empresa pública del Ayuntamiento de Barcelona que se dedica a la promoción de la actividad empresarial en la ciudad, fomenta la creación de nuevas empresas, etc. Se llenan la boca con el verbo emprender y derivados.

Hasta hace poco, Barcelona Activa, SA, contaba con ocho altos cargos directivos (es decir, ocho personas que se llevaban un salario de unos cien mil euros per cápita al año, de media). Eran, son, cargos digitales: los escoge a dedo el mandamás. Se dispararon las alarmas y los rumores cuando se dijo que la contribución del Gobierno de la Generalidad a Barcelona Activa, SA, disminuiría un 54%.

Acto seguido, los altos cargos directivos de Barcelona Activa, SA, pasaron de ocho a diecisiete, sin previo aviso ni publicidad. Repito, de ocho a diecisiete de un día al siguiente. El organigrama ha cambiado. Ahora hay tres nuevos cargos de confianza (sic) en la alta dirección y un total de trece nuevas direcciones operativas. Una repentina inflación de cargos, inexplicable.

Cuando los periodistas preguntaron a los responsables de Barcelona Activa, SA, por qué razón se había doblado el número de altos cargos directivos sin avisar a nadie, la empresa respondió (cito textualmente) que la actividad empresarial había disminuido en Barcelona.

Piensen lo que ustedes quieran, pero éste es sólo un ejemplo, y así nos va.

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