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La Wallace Hartley Band, compuesta por ocho miembros, fue contratada por la White Star Line para alegrar el viaje de los pasajeros del RMS Titanic en su viaje inaugural. Pero se hizo famosa por interpretar, la noche del 14 al 15 de abril de 1912, Nearer, my God, to Thee (Más cerca de ti, Señor) mientras el transatlántico se iba a pique. La pieza escogida fue muy acertada. Ninguno de los músicos sobrevivió, pero todos fueron considerados héroes. Eso sí, la White Star Line cobró a la familia Hartley el coste del uniforme del difunto por haberlo perdido en alta mar (sic).

A los catalanes nos pasa algo parecido. Esto se hunde y encima nos cobran un euro por receta y todo lo demás. Para entretenernos, en vez de encomendarnos a Dios o al Banco Central Europeo, las dos únicas instituciones capaces de sacarnos de ésta (y me fiaría más de la primera que de la segunda), el capitán que nos ha lanzado de cabeza contra el iceberg ordena que se interprete el Concierto Económico Opus 5 para Prensa, Radio y Televisión, que consta de tres tiempos: 1er. Tiempo: El Déficit (allegro ripetitivo troppo pesante), 2o. Tiempo: El Pacto (scherzo dissonante polifonico) y 3er. Tiempo: Madrid (finale stridente, forte e irrisolto).

Es una elección natural, no había otra posible. Los cuatro anteriores Conciertos Económicos crearon mucha expectación, hicieron mucho ruido, duraron años cada uno de ellos y tuvieron mucho éxito de crítica y público una vez concluyeron. Tanto ha sido así que todos y cada uno de ellos ha sido ensalzado por encima de los anteriores como el mejor posible. Todos cosecharon un aplauso unánime de los pobres náufragos, que agradecían tanta música en medio de la desgracia.

Mientras unos aplauden, los de primera clase monopolizan los botes salvavidas.

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