Un edificio de Barcelona merece mucha más atención de la que se le ha prestado hasta el momento. Es la casa Planells, que construyó el arquitecto José María Jujol en los años veinte. Disponía de un solar pequeño y retorcido, materiales considerados pobres y mucho ingenio a su disposición. Levantó una casa original, moderna y práctica que merece un puesto de honor en los libros de arquitectura de todo el mundo.
Por desgracia, los vecinos de esta esquina de la avenida Diagonal con la calle Sicilia han tenido que afrontar solos muchos desastres. El último, cuando las lluvias de la primavera del año pasado provocaron unas goteras tremendas y dejaron a la vista problemas estructurales en el primer piso. La casa se cubrió de andamios justo cuando comenzaban a reconocerse sus muchos méritos. Ya hablé de este asunto en otra parte.
Un año y pico más tarde, la casa Planells luce un color amarillento y limpio que llama la atención. La fotografía es de El País. Ya ven, parece nueva, pero los vecinos esperan sacar dineros de alguna parte para poder restaurarla del todo como merece: falta recuperar el buen aspecto de las maderas, rehacer o reparar los mecanismos de las persianas de libro, abrir los aireadores de la fachada (unas oberturas que permitían ventilar los pisos), etc.
Pero son seis vecinos más el dueño de un local y no son millonarios, precisamente. Las obras requieren tiempo y dinero y ya veremos si reciben alguna ayuda de quien sea. Hay esperanzas, pues el alcalde se gastará cinco millones de euros en rehabilitar el Paseo de Gracia para uso y disfrute de las tiendas de lujo; se supone, entonces, que podrá sacarse de la manga algunos miles de euros para poner bien hermosa una de las joyas arquitectónicas no sólo de Barcelona, sino de Europa entera y también de Cataluña, que no falte.
A ver si así suelta el parné, el muy tacaño.
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