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Amo tus huesos



Cómo está el patio. La policía de Gotemburgo, en Suecia, recibe una llamada telefónica. Alguien ha disparado en una casa vecina. ¡Pum! Acuden prestos los agentes del orden, entran en la casa y descubren un osario, prácticamente.

La Agencia Reuters no explica quién disparó ni por qué. Creemos que la pistola se empleó después de una escena de celos entre amantes, pero bien podría haber sido un disparo por accidente. Ya se verá. La cuestión es que la policía arrestó a la inquilina del piso por, atención, ojo al dato, mantener relaciones sexuales con un esqueleto. Con un esqueleto humano, seamos precisos.

Cuenta la fiscal del caso, Kristina Ehrenborg-Staffas, que se acusa a la mujer de perturbar la paz de los muertos (y la de los vivos, añadiría yo). También, de vender huesos humanos a un artista sueco el pasado verano. Si el juez falla su culpabilidad, serían dos años de prisión.

La mujer, de 37 años, sin trabajo en la actualidad, estaba obsesionada con la muerte, eso dicen. Descubrieron en su casa películas con títulos tan sugerentes como Mi necrofília, Mi primera experiencia y otras por el estilo, una colección de imágenes de morgues, criptas, cementerios y demás y docenas de fotografías que la mujer se había hecho a sí misma copulando con el esqueleto. Han leído ustedes bien, no me hagan repetir. A decir de la fiscal, hacía un uso de los huesos, cito, vergonzoso y nada ético.

La acusada se defiende como puede. Dice que compraba huesos por internet para fines históricos (sic). Que se vendan huesos por internet... En fin. Añade que la señora que aparece en las fotografías cepillándose al de la calavera no es ella, sino otra. Qué va a decir, si no.

El juez dirá qué hacer con el finado y su amante. La vista está próxima, pero me temo que las agencias de noticias nos dejarán sin conocer el final de este suceso tan escalofriante.

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