No sé si conocen la polémica del oso panda (mejor dicho, del panda gigante, Alluropoda melanoleuca). Simplificaré muchísimo. Unos biólogos creen que el oso panda es un oso; otros, que tiene más de mapache que de oso. El pariente más cercano del oso panda es el panda rojo, que no tiene mucha pinta de oso, la verdad, aunque sea plantígrado. Pero más polémica es todavía la cuestión de su origen. Los chinos, cómo no, dicen que el panda es chino no porque ahora sólo se encuentre en China, sino porque no se ha movido de ahí. La teoría sinogenética del panda tiene muchos partidarios, pero existe otra teoría, la eurogenética, que sostiene que el panda era en origen un bicho europeo.
El panda rojo no tiene mucha pinta de oso, la verdad.
En los años cuarenta, dieron con los restos de un alluracto (un panda, en argot) en Hungría, que situaba a los alluractos en Europa durante el Mioceno, hace varios millones de años. Pero las evidencias eran pocas y no se había encontrado nada más antiguo que los restos de alluractos chinos del Mioceno tardío (hace ocho millones de años).
Hasta ahora.
El doctor Juan Abella, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales, ha dirigido un equipo formado por científicos del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Valencia, y ha publicado un descubrimiento sensacional. Ha encontrado restos fósiles que tienen once o doce millones de años en España, los del antepasado más antiguo conocido del oso panda. ¡Toma China!
Así se le quedó la cara al oso panda del zoo de Berlín al saber que no era chino, sino español. Ahora ¿le recortarán el bambú?
Se trata de varios dientes y una mandíbula. Se habían encontrado en Nombrevilla, un pueblecito de la comarca de Daroca, Zaragoza, en los años noventa. Hasta ahora no se habían catalogado ni descrito específicamente; los investigadores los habían asociado al género Agriarctos y se creía que eran de una nueva especie, Agriarctos Beatrix.
Los osos maños se parecían a los osos húngaros, pero no podían relacionarse porque todavía faltaban piezas (huesos) en el rompecabezas. Sin embargo, hace poco, dieron con más huesos en el Abocador de Can Mata (Hostalets de Pierola, Barcelona). Ahora, sí. Ahora sí que puede afirmarse que existe una nueva especie de oso panda europea, el Kretzoiarctos, que se llama así en honor del húngaro doctor paleontólogo Miklós Kretzoi, el primero en proponer la eurogénesis del oso panda.
Así sería el oso panda catalán.
Los paleontólogos catalanes son prudentes. Se ha confirmado que el oso panda húngaro (catalán, perdón) vivía en Europa, pero no que fuera el antepasado directo del oso panda chino. Los periodistas, en cambio, aseguran en portada: ¡El oso panda es catalán! ¡Venga! Modestia aparte.
Es lo que yo dije, admirado: ¡Caramba! ¡El panda es catalán!
Mi amigo pedante respondió: Eso ya lo sabía, vaya descubrimiento. Lo diseñó Giugiaro para FIAT, aunque el SEAT era ligeramente diferente. El SEAT Panda es del 1980 con un motor de 843 cc para el Panda 35 y otro de 903 cc para el Panda 45, que contaba, fíjate tú, con cristales tintados, luneta trasera térmica con lavaparabrisas, asientos reclinables con reposacabezas, salpicadero tapizado en tela en lugar de materia plástica y una bandeja sobre el maletero, la hostia. Podía pillar los 130 km/h y pesaba poco más de 700 kg. Se fabricó en Barcelona. Era, pues, catalán. ¿Ahora se enteran? ¿Qué creían que era? ¿Chino?
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