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Homer y Langley



Editorial Miscelánea, de Roca Editorial de Libros, ha publicado Homer y Langley, de E.L. Doctorow, traducida por Isabel Ferrer y Carlos Milla. Es un buen libro, una lectura muy agradable, una obra interesante en su planteamiento y ejecución.

Doctorow puede presumir de ser uno de los grandes de la literatura norteamericana. En esta obra que escribió con celo y cariño, pero sin más pretensiones, puede verse por qué.

Parte de una anécdota, llamémosla así. Dos hermanos, hijos de una familia adinerada de Nueva York, van recluyéndose poco a poco en su mansión, frente al Central Park, mientras acumulan toda clase de objetos. De ese encierro surgirá una breve historia de los EE.UU. desde una perspectiva inédita, que cubrirá gran parte del siglo XX. Además, si uno lo desea, podrá preguntarse por los cimientos de nuestra actual civilización (aunque eso sería pretender tanto como los protagonistas del cuento).

Es una obra que recomiendo sin pensármelo dos veces. Me dirán que no es lo mejor de Doctorow, que tiene obras mayores, pero un aperitivo como Dios manda no es nada desdeñable en estos tiempos de secano literario y estulticia pública.

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