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Eso está muy feo



Antiguamente, las desavenencias políticas podían acabar en duelo. Fulano de Tal, liberal, enviaba los padrinos a Mengano de Cual, conservador, por un quítame allá esas pajas en forma de artículo de opinión en la prensa de la Corte. Se citaban en el campo del honor, vaciaban sus pistolas uno contra el otro y alguno exhibía luego un brazo en cabestrillo, peaje del honor.

Hoy no llegamos a tanto, menos mal. Pero hay que reconocer que las desavenencias políticas pueden provocar diferencias personales. No puedo pretender caer simpático a todo el mundo, menos a quien acuso de patoso, cantamañanas, inepto o carcamal.

Hoy damos por sentado que el derecho a expresar libremente una opinión política no implica llamar seguido a los padrinos y darle a escoger al otro entre sable o florete, que las pistolas las tengo en el taller. No, no funciona así.

Hay opiniones que merecen respeto, pero no todas, ni siquiera las mías. Ahora tendría que decir que, más allá de las ideas, sí que merecen respeto todas las personas. Pero no sé si decirlo. A veces, pongo en duda esta idea. Es bueno criticar, cuestionar y razonar lo que uno da por seguro. Pero digamos que sí, que merecen respeto las personas, todas las personas, aunque vienen ganas de decir que todas, todas, no.

Lo que quiero decir es que una opinión se combate con otra; que una aseveración se rebate con pruebas; que una teoría se pone a prueba, por ver si aguanta; que la razón ha de ser el único instrumento en la arena política. Eso es lo realmente importante.

No es de la misma opinión el señor don Toni Albà, según sus declaraciones en el Tuiter (pronúnciese Twitter). Copio y traduzco lo que pone en el fragmento que reproduzco bajo el título de esta entrada, porque no todos mis lectores saben catalán.

Toni Albà: ¿CARMEN MACHI firmó con los "intelectuales" [sic, las comillas] españoles contra el derecho a la autodeterminación de CAT [sic]? ¡NO VAYAMOS!
David Vericat: Qué triste ver gente del mundo del teatro promoviendo boicots contra compañeros de profesión por motivos "ideológicos". [sic, las comillas]
Toni Albà: ¿IDEOLÓGICA? ¡La libertad de un pueblo no es ideología, y si lo ves así, es que tu mente de cretino no te deja ver!
David Vericat: Disculpa, pero me sigue pareciendo muy triste, y tu argumento muy pobre, aparte de [los] insultos.
Toni Albà: ...persona que firma contra la libertad de CATALUÑA... ¡Y os llamáis Teatre Lliure [trad.: Teatro Libre]! Si Fabià [Puigserver] levantase la cabeza ya os daría [por no decir, os jodería, textual].

Etc.

Bonito, hermoso.

La tontería ya ha sido censurada en público, con razón. Carmen Machi estrena una obra en Barcelona; el señor Albà es muy libre de no ir a verla, porque le sentó como un tiro que un grupo de personajes de la vida cultural española (catalanes incluídos) firmasen un manifiesto en el que decían preferir que Cataluña continuara siendo parte de España. Hasta aquí entiendo al señor Albà, que es independentista y se atragantó con el manifiesto. También entiendo a la señora Machi, que le gusta considerarse compatriota de los catalanes (¿a quién no le va a gustar, pregunto?).

Lo que resulta feo es proponer el ostracismo contra la señora Machi, o contra cualquier otra persona, por pensar diferente a como pienso yo. No se invita a rebatir tal o cual idea con pruebas, razones o argumentos, sino a joder directamente al que la expresa. No vayas a ver su espectáculo, no leas su libro, no compres en su tienda, escúpele al pasar, rómpele el escaparate. No sé si es fascismo, pero es un método que emplea(ba)n los fascistas para arrinconar a los que no lo son. En todo caso, es una solemne estupidez, algo propio de un imbécil.

La opinión política de la señora Machi es tan válida como la opinión política del señor Albà, guste más o menos una u otra. Puedo oponerme a ella, criticarla, incluso combatirla y negarle la razón, pero es feo, feísimo, rebatirla con un llamamiento a repudiar su trabajo como actriz, que nada tiene que ver con la política, sea buena o mala actriz.

Habrá quien proponga una revancha y negarse a ver el espectáculo del señor Albà, a ver qué le parece. Eso también resultaría feo, feísimo, tan feo como lo que hace el señor Albà con la señora Machi. No es ésa la solución. Lo que hay que hacer es contestarle, decirle al señor Albà que ha cometido un error y recordarle que cada uno es muy libre de expresar libremente su opinión política, faltaría más. Dejarlo en evidencia. Hacerle razonar, si no resultara utópico.

También podría decirse que una persona que se comporta como él se ha comportado es un merluzo y un ganapán, por ejemplo. Ésta es una opinión muy simple y difícil de rebatir.

Ya ven, existen muchas opciones para denunciar este clima de gilipollez nacional que se ha instalado entre nosotros.

1 comentario:

  1. Mi querido Luis,
    La reacción del Sr. Albá es propia de alguien que ha podido expresar un montón de insensateces durante demasiado tiempo y que sólo ha obtenido como respuesta el aplauso de la galería y el silencio condescendiente de los que no pensaban como él. Es un ejemplo de lo que ha ocurrido en Cataluña en los últimos años aunque, por suerte, muchos han perdido el miedo y ahora, con cada respuesta airada, los fascistas constatan lo que siempre fueron: una panda de descerebrados.
    Déjame decirlo a mi: Albá es un tipo execrable y un malnacido bienpagado.

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