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Envàs, on vas? On vas, envàs?


La Generalidad de Cataluña ha iniciado una campaña que ha tenido un éxito casi inmediato, aunque quizá haya fracasado en su principal objetivo. 

La campaña se titula Envàs, on vas? (Envase, ¿dónde vas?)

El éxito de la campaña se debe especialmente a una canción muy pegadiza que cantan tres señoras estupendas. Véase:

 

Protagoniza el anuncio el grupo The Mamzelles
http://www.myspace.com/themamzelles

Acaban de publicar un disco en 2011, Que se desnude otra. La verdad, lo hacen muy bien. The Mamzelles son Paula Malia, Paula Ribó y Bárbara Mestanza, de Barcelona las tres, que se conocieron aprendiendo teatro. Habrá que seguir a estas chicas de cerca a partir de ahora.

The Mamzelles

Volvamos a la campaña Envàs, on vas?

Tiene un sitio web chachi, www.envasonvas.cat. No existe versión en español del sitio web, pero da igual, porque después de navegar cinco minutos por el lugar uno se da cuenta que reciclar es más complicado que rellenar la declaración del IRPF a mano.

De hecho, los publicistas se han hecho famosos, pero la confusión ha crecido entre los catalanes. Un 82% de una muestra de personas que habían visto el anuncio confiesan que antes reciclaban un vaso de plástico echándolo al contenedor amarillo (correcto), pero que ahora no saben qué hacer con él. Porque, si no eres envase, ¿adónde vas?, reza la canción, y eso se pregunta la ciudadanía. Una pena, porque Cataluña era una de las Comunidades Autónomas donde más envases se reciclaban (un 21% del total).

El coste del reciclaje de un envase lo pagan las empresas envasadoras, que se encargan, mediante un cánon por envase, de costear el proceso. Pero un plástico ligero (una bolsa, un vaso de plástico, etc.) corresponde al contenedor amarillo y puede reciclarse perfectamente durante el proceso. Ahora bien, eso no hace ninguna gracia a los empresarios del gremio del envase.

El reciclaje de ese plástico ligero lo tienen que pagar ellos, los envasadores, y no es moco de pavo: el 25% del contenido de un contenedor amarillo no tiene nada que ver con un envase, pero puede reciclarse sin ningún problema. La consecuencia es previsible: las empresas envasadoras presionan para que esos plásticos se tiren a la basura, se quemen, no se reciclen. Ellas pagan el tratamiento de lo que se echa en el contenedor amarillo; la Administración Pública, lo que se eche en cualquier otra parte. Que pague el Estado, caramba.

Por eso, los empresarios aplauden con alegría el anuncio de televisión de la Generalidad de Cataluña, que pide explícitamente que no se lleve al contenedor amarillo lo que no sea un envase. Los ecologistas, en cambio, protestan, porque la campaña confunde al ciudadano, dicen, y un plástico ligero se recicla lo mismo que un envase.

Otra cuestión es que la campaña no es nueva. Con otra canción (más mala) como himno, el Área Metropolitana de Barcelona con el soporte de Ecoembes y Ecovidrio, había impulsado la campaña On vas, envàs? (¿A dónde vas, envase?), que también tenía un sitio web (sólo en catalán, de nuevo) http://www.onvasenvas.cat/. De nuevo, el objetivo era librar a los empresarios del envase de la carga de reciclar plásticos ligeros.

La historia no se repite, sólo insiste.


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