La copia, que quizá no sea copia, sino primera versión.
La obra copiada, que quizá sea realmente una copia de la que se creía copia.
Michelangelo Merisi de Caravaggio pintó varias de sus obras no una, sino dos veces. En algún caso, se discute la autoría del pintor. Por ejemplo, algunos caravaggistas sostienen que El prendimiento de Cristo de Odessa pudo pintarlo otro, que no Caravaggio, y durante mucho tiempo se pensó que el de Dublín era la copia, no el original. Se insinuó que el San Gerónimo de Montserrat también es una copia ajena a la mano del pintor, pero la insinuación no se sustenta sólidamente. En todo caso, son atribuciones polémicas, que se dice, porque siempre hay alguien que no está de acuerdo con los demás y tratándose de obras que no llevan firma ni certificado de autenticidad...
El catálogo de Caravaggio tiene varias obras repetidas: La buenaventura, El tañedor de laúd, La Medusa, San Juan Bautista... En algunos casos, porque primero hizo una prueba y luego, la versión buena; por ejemplo, en La Medusa. En otros, porque hizo uno y luego, visto qué bien le había salido, le pidieron otro; por ejemplo, las dos versiones de El tañedor de laúd.
Hay que notar que Caravaggio tuvo varios discípulos, pero no propiamente un taller, y que las copias las pintaba él mismo la mayor parte de las veces. Pero también tuvo imitadores, que le copiaban, y entonces el de Caravaggio se ponía hecho un basilisco y el asunto podía acabar a puñetazos y cuchilladas en cualquier parte. Michelangelo Merisi se ponía frenético se veía que alguno imitaba su técnica, eso es bien sabido ahora y entonces.
Todo eso porque hace unos años, en 2006, el señor Lancelot William Thwaytes (vaya nombre), un coleccionista de obras de arte, puso a la venta lo que creía una copia de Los jugadores de cartas (también conocida como Los tramposos o Los tahúres). El cuadro fue subastado por Sotheby's y se vendió por 42.000 libras esterlinas (48.600 euros), lo que no está nada mal para ser un cuadro del siglo XVII, de autor desconocido, que Sotheby's calificó como seguidor de Caravaggio.
La tasación de Sotheby's se basó en esa autoría anónima. Lo obra fue examinada por el equipo de la empresa, unos expertos a las órdenes y bajo la supervisión directa de Richard Spear. Hoy sabemos que caravaggistas de mucho lustre, como Helen Langdon o Sebastian Schütze, son de la misma opinión: el lienzo es una copia de autor o autores desconocidos.
¿Quién compró el lienzo? Un coleccionista y experto en arte barroco, el señor Denis Mahon. El señor Mahon se murió poco después y dejó en herencia una colección valorada en más de 100 millones de libras, de euros o de dólares, da lo mismo. Mucho dinero. El señor Mahon ha legado tanto arte a varios museos británicos, para que el público disfrute como disfrutó él. Pero también ha legado algunas polémicas.
El señor Mahon y Sotheby's ya se las tuvieron por culpa de un (posible) Caravaggio, un San Juan con unos corderitos (con el Cordero, perdón). Esta vez, sin embargo, la polémica ha acabado con Sotheby's sentada en el banquillo de los acusados. ¿Por qué?
Porque el señor Thwaytes ganó cuarenta y tantas mil libras por la venta de una copia antigua de autor desconocido en una subasta de Sotheby's, y luego el comprador, el señor Mahon, con la ayuda de expertos de renombre, sorprendió a todos diciendo que había comprado un Caravaggio de verdad, que no valía cuarenta y tantas mil libras, sino varios millones, más de diez.
En efecto, el señor Mahon amaba el espectáculo. Contrató a varios caravaggistas de renombre, como Mina Gregori o Maurizio Marini, y a varios expertos en Historia del Arte de primera fila, como Daniele Benati o Antonio Paolucci, director de los Museos Vaticanos, ahí es nada. Después de escuchar su opinión, Mahon anunció que esa copia de Los jugadores de cartas había salido de las manos de Caravaggio en persona, no de un desconocido.
No habría sido propiamente una copia, sino una primera versión. Una prueba. De ser cierta la afirmación del difunto Mahon, después de este lienzo pintó la segunda y definitiva versión, la buena, la que hoy pertenece a la colección del Kimbell Art Museum, de Fort Worth, Texas, EE.UU.
Caravaggio hizo lo mismo con La Medusa, pocos años después. La pintó una vez, comprobó dónde fallaba y dónde iba bien, y pintó una segunda, la que dio por buena y hoy se exhibe en Florencia.
En resumen, el señor Mahon se llevó a casa una ganga. Un lienzo multiplica muchas veces su precio si pasa de ser obra de un seguidor de Caravaggio, anónimo, a ser atribuible al mismísimo Caravaggio, aunque la atribución no sea definitiva, aunque sea incluso dudosa. Ya les digo: el señor Mahon compró un cuadro por cuarenta y tantos mil euros que hoy podría venderse por doce millones.
Por eso, el señor Thwaytes ha llevado a Sotheby's hasta el Tribunal Supremo del Reino Unido. No se trata de que los jueces fallen si Los jugadores de cartas que se subastó es un Caravaggio de verdad, una copia atribuible o una copia sin más, sino que se falle si son de recibo las compensaciones económicas que pide el señor Thwaytes, que se siente engañado. Porque la casa de subastas valoró su cuadro en miles de libras esterlinas y meses después el cuadro valía dos mil veces más. Según el señor Thwaytes, Sotheby's le ha perjudicado con una valoración deficiente del lienzo (No pusieron todos los medios y atención necesaria en valorar la obra, sostiene).
Sotheby's se juega el prestigio y mucho dinero. Si no puede uno fiarse de las tasaciones de Sotheby's, ¿de quién podrá fiarse? Si gana el señor Thwaytes, el negocio de las subastas puede recibir un rudo golpe y el follón que podría organizarse sería de órdago.
Aparte, en otro orden de cosas, la atribución de esta versión de Caravaggio está provocando una verdadera trifulca entre caravaggistas. El espectáculo está servido y promete ser muy interesante.
Temas ciertamente muy polémicos pero el señor Mahon no necesitaea contratar a nadie para ratificar sus opiniones, en cuanto a barroco italiano del XVII Mahon era el catedrático. Sobre Caravaggio, Guercino etc, las opiniones de Mahon iban a misa, eso si siempre había herejes, en todo caso otros expertos se sumarían a la opinión del experto británico, pero no creo que hubiera dinero de por medio
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