De poco que esto no es Madrid.
El 10 de febrero de 1896, Madrid sufrió una lluvia de meteoritos.
La prensa de toda España se interesó por el caso. Léase lo que publicó El Correo de Gerona.
El suceso de hoy
Cerca de las diez de la mañana, un relámpago inmensamente rojizo puso en alarma al vecindario de Madrid.
Minutos después un ruido estrepitoso, un trueno seco y prolongado que hizo vibrar las paredes de las casas, rompiendo algunos cristales, aumentó el pánico, y el vecindario todo se arrojó a la calle preguntando «¿qué ocurre?»
Las mujeres gritaban como si hubiese sonado la hora del fin del mundo; el terror fué inmenso.
Destacándose de un cielo azul purísimo; pues en todo el horizonte se veía una simple nubecilla, en medio de un sol expléndido y primaveral, allá muy alto, una informe masa rojiza que se iba obscureciendo poco á poco, era la única señal de que un fenómeno cósmico había sido la causa del espantoso trueno, precedido de rojiza llamarada, que alumbró un momento siniestramente los espacios.
Todo Madrid se echó a la calle, formándose numerosos grupos que comentaban el suceso y procurando los inteligentes animar á los que veían, en aquella rojiza nube, el principio de alguna inmensa catástrofe.
Lentamente la nube fue desapareciendo, á la par que en los espíritus volvía la tranquilidad.
Uno de nuestros redactores ha estado en el Observatorio astronómico en busca de la explicación oficial del fenómeno que en un momento sembró el terror y el espanto; pero como siempre, la explicación no pareció ¡se estaba haciendo observaciones!
Lo ocurrido según los inteligentes ha sido un bólido y la nube formaba restos en ignición que el fuego consumía poco á poco.
Al cerrar este número no ha desaparecido por completo la mancha, pues aun queda una nubecilla blanca.
El periódico mallorquín El isleño del 11 de febrero amplía la noticia y relata cosas espeluznantes:
Más sobre el bólido
Madrid 10 á las 11'5 n.
Amplío los detalles de la explosión del bólido.
Ha sido hallado un fragmento en Chamartín, de donde lo ha enviado el dueño de una finca al Sr. Cánovas.
Los efectos de la explosión se han sentido en Guadalajara, Cuenca y Toledo.
Un niño que pasaba por la calle de Goya, la intensidad del relámpago que precedió á la explosión, le ha dejado ciego, temiéndose que no vuelva á recobrar la vista.
En muchas casas particulares ha habido extraordinario número de accidentados por efecto del susto. Muchos creyeron que se trataba de un terremoto.
S.M. la Reina ha socorrido á las cigarreras lesionadas, especialmente á una que está en estado interesante.
Los datos oficiales del observatorio astronómico dicen que el bólido estalló á unos 36 kilómetros antes de llegar á tierra.
Si estalla mas cerca, se hubiera registrado una catástrofe horrible.
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