La tradición manda que, tocadas las doce, asome el señor alcalde y proclame: ¡Ya falta menos para el glorioso San Fermín!
Se lía entonces una de petardos en la plaza de Burgos, ahí tocando, mientras el pueblo canta:
¡Pobre de mí!
¡Pobre de mí!
¡S'han acabao las fiestas
de San Fermín!
Hasta el año que viene, pues.
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