A relaxing cup of café con leche se ha convertido en la frase de moda. Fue la (des)afortunada propuesta que Ana Botella, alcaldesa de Madrid, hizo a los miembros del Comité Olímpico Internacional.
El pitorreo que ha provocado el café con leche de Annie Bottle (así la llaman ahora) ha sido lo nunca visto. Llueven palos sobre la alcaldesa de un lado y del otro. Quizá pueda tener éxito en la farándula, con un espectáculo de cuenta cuentos (en inglés botellero), pero su carrera política ha sufrido un severo revés. Surgen las burlas de hasta debajo de las piedras.
Hasta Trias, alcalde de Barcelona, se ha sumado al jolgorio diciendo que en España sólo Barcelona da el nivel para competir con Toquio, y ahí queda eso, porque supongo que lo habrá dicho en broma. Porque luego sale con más chanzas. ¿Barcelona se presenta como posible sede de los Juegos de Invierno? ¿Los de invierno? ¡Vamos, hombre! ¡No será verdad! ¿Dónde montarán los saltos de esquí? ¿En la Atalaya del Tibidabo? ¡Qué cachondo, Trias! No le suponía tanto sentido del humor.
También se afirma que el peluquero de la señora Botella era un estilista japonés, Tokatokyo Akinotoka, o que aprendió inglés en Estambul, pero no podemos asegurar ni una cosa ni la otra. En todo caso, uno se pregunta si la señora Botella acabará como otro famoso Botella, Pepe, largándose a los EE.UU. para no ser vista durante una larga temporada.
Sin embargo, damas y caballeros, permítanme disentir. No será tan malo su inglés si he podido entender todo lo que ha dicho. (Quien pille la ironía, premio.)
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