Según no sé qué encuesta de la OCDE, los españoles estamos no entendemos lo que leemos y no nos salen las cuentas. Es la primera encuesta del llamado Programa Internacional para la Evaluación de la Competencia de los Adultos (PIACC), así, con mayúsculas, a falta de abuelas.
En esta encuesta, los españoles sacamos un 2 en una escala del 1 al 5. Es decir, podemos enfrentarnos a un cálculo matemático sencillo, pero somos incapaces de comparar dos ofertas económicas y escoger la más barata. Es decir, que Epi y Blas nos pasan la mano por la cara al escoger entre mucho y poco. Si vamos a la lectura, se emplea un eufemismo que dice cierta dificultad para extraer conclusiones de una lectura, que significa que sabemos leer, pero no qué significa lo que hemos leído. ¡Es algo frecuentísimo en España! Seguro que ustedes sufren en silencio semejante mal. ¿No me creen? Tengan un ejemplo y ya me dirán después.
Lo peor del caso es que un 30% de nuestros compatriotas tienen una puntuación de 1 sobre 5 o inferior. Sufren al enfrentarse con un texto, apenas tienen vocabulario, suman con dificultad y los porcentajes escapan a su comprensión. España es la peor parada en la encuesta, no sólo por estar a la cola en la media, sino por tener el grupo más numeroso de personas con bajo rendimiento (eufemismo).
Ya saben: en un país de 2 sobre 5, los periódicos no elaboran las noticias, sino que copian las notas de prensa. Por eso, todos los periódicos dicen lo mismo y comentan el mismo ejemplo. Será que un 30% de los españoles no comprenden la factura de la luz.
Tranquilos. Eso no es nada. Los de la PIACC no saben lo que vale un peine y no se enteran. He trabajado más de veinte años en el ámbito energético y doy fe que nadie comprende qué dice la factura de la luz. Les advierto: Si alguien no puede explicar qué significa tal cosa, es que no sabe qué significa realmente. Pregunten ustedes por los términos de la factura y comprobarán que no superan la prueba ni los técnicos de la compañía eléctrica. Hagan el experimento y verán.
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