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Tom Clancy (1947-2013)



Cuando cumplió años, su mujer le regaló un tanque. Literalmente. Un viejo Sherman de la Segunda Guerra Mundial, restaurado y en orden de marcha. Si podía disparar, eso ya no lo sé; aunque en los EE.UU. se tolera demasiado la tenencia de armas, de un fusil a un cañón hay una considerable distancia. Qué quieren que les diga, me dio mucha envidia, porque siempre he querido tener un tanque. El caballero en cuestión era escritor y se llamaba Thomas Leo Clancy Jr. (hijo), aunque firmaba sus libros como Tom Clancy. 

Vendía seguros y para superar el aburrimiento, escribió su primera novela, The Hunt for Red October (La caza del Octubre Rojo). En 1985, la editora le obligó a quitar cien páginas de detalles técnicos del tocho que había escrito, porque Clancy llenaba sus páginas de toda clase de parafernalia militar. Así, un piloto no se subía a un avión, sino que un alférez de los US Marines se subía a un Harrier AV8B con un motor tal y cual que daba tantos kilos de empuje y etcétera. Era una marca de la casa. Se cuenta que algunos oficiales de la Marina buscaron quién le había chivado a Clancy tantos detalles. En cualquier caso, había nacido un best-seller.

Vendió más de cien millones de libros de sus principales títulos y algunos más del resto. Unos los escribió él y otros, un equipo de negros. Aparte de novela bélica o de política-ficción, escribió reportajes sobre asuntos militares. Al menos cuatro películas taquilleras se han inspirado en sus novelas y en uno de sus personajes protagonistas: Jack Ryan (un tipo un tanto cargante, qué quieren que les diga). También se cita en el mundo de los videojuegos, de la mano de Ubisoft, que no se sabe lo que llegó a pagarle por emplear su nombre. La performance de Al-Qaeda con los aviones en Washington y Nueva York se inspiró en uno de sus libros (Debt of Honor), donde un japonés estrella un Jumbo contra el Capitolio y se carga al Who's Who del poder en Washington (excepto a Jack Ryan). 

Era republicano, neoliberal, de la Asociación del Rifle y escribió un libro donde pintaba una España vecina a una guerra civil por su división insalvable en cinco etnias: gallegos, vascos, catalanes, castellanos y andaluces. Etcétera. Una joya. Pero (mea culpa) hubo un tiempo en que leí varias de sus novelas (especialmente las primeras) y me lo pasé muy bien. No era literatura, lo sé, pero la tentación es fuerte y la carne, débil.

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