No sé si les provocará asombro saber que existe un club, que son tres, es decir, un club uno y trino, como la Santísima Trinidad, llamado LFHCfS. Se trata de tres asociaciones científicas (mejor dicho, de científicos) tales que si uno pertenece a una de ellas, también goza de los privilegios y derechos de las otras dos. Es así porque las siglas LFHCfS valen para las tres asociaciones lo mismo, y son asociaciones diferentes, pero también son una y única asociación. Véase.
Esté el Luxuriant Flowing Hair Club for Scientists, para los científicos que tienen, o creen tener, una cabellera ondulante y exuberante. Luego está el Luxuriant Former Hair Club for Scientists, donde se inscriben los científicos que un día presumieron de una cabellera exuberante y que hoy, lástima, han caído víctimas de la alopecia. En tercer lugar, está el Luxuriant Facial Hair Club for Scientists, reservado para aquellos científicos que pueden presumir de exuberantes barbas, patillas, bigotes o mostachos. Verán que, como ya he dicho, LFHCfS es un acrónimo que vale lo mismo para los tres clubs.
Poca broma con este club uno y trino, que se creó en 2001, como subcomité de la American Association for the Advancement of Science (AAAS). Los primeros siete miembros del club de exuberantes cabelleras escogieron como primer presidente al psicólogo Steven Pinker, que presumía de una melena negro azabache que era objeto de admiración en todas partes donde era vista, a decir de los ilustres socios del prestigioso club. Poco a poco, crearon una red científica en todo el mundo que se amplió en 2010 con el club para los que habían tenido exuberantes melenas (en enero) y con el club de barbudos y bigotudos (en mayo).
Hoy, el LFHCfS reúne a los científicos más orgullosos de sus pelos y más ciencia bajo barbas y melenas de la que podríamos digerir. A su manera, es una asociación humorística, pero también muy influyente. Entre sus miembros se cuentan astronautas (de verdad que sí), ingenieros, biólogos, historiadores, físicos, químicos, médicos... El porcentaje de doctorados es altísimo (prácticamente todos estos melenudos son doctores en alguna cosa) y el porcentaje de mujeres es alto si se compara con lo que se estila en el ámbito científico o profesional. Al principio, la mayoría de los socios trabajaban en los Estados Unidos. Luego fueron sumándose mentes privilegiadas de otras naciones. Hoy podemos felicitarnos por la presencia de científicos melenudos españoles, de Valencia o el País Vasco, por ejemplo, aunque no se ha apuntado ningún catalán hasta el momento.
Admitámoslo: el porcentaje de friquis también es elevado en el LFHCfS, pero ¿qué más da?
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