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La Gran Guerra (Joe Sacco)


Ayer se cumplió un siglo de uno de los tiroteos más famosos de la historia, uno que tuvo consecuencias nefastas. El 28 de junio de 1914, un nacionalista serbio se acercó al automóvil del heredero de la corona de Austria-Hungría, de visita por Sarajevo. Sacó una FN Browning modelo 1910 del nueve corto y se lió a tiros.

El automóvil en el que viajaba el archiduque, conservado tal cual, en Viena.

El matrimonio murió horas después, a causa de las heridas, y tanto la ropa que llevaban como el automóvil que les llevaba se exhiben hoy en el Museo Militar de Viena. El serbio tuvo peor suerte. Preso y condenado, no murió en la horca por ser menor de edad (tenía menos de 21 años). Murió en la primavera de 1918, después de cuatro largos años de padecimiento y miserias en una celda que supuraba aguas fecales; había perdido un brazo por culpa de la gangrena y la salud, también. 

Los primeros tiros de la Gran Guerra salieron de una pistola como ésta.

Ya saben el resto, o deberían saberlo. Austria-Hungría declara la guerra a Serbia, se mete por medio Rusia, entonces Alemania, entonces Francia, entonces el Imperio Británico... Quizá sea otro el orden, pero en un par de meses ya estábamos metidos en la Gran Guerra y de ahí no nos iban a sacar indemnes. La matanza fue espantosa. Nunca antes se había visto nada parecido. 

Meses después, en noviembre de 1918, se firmaría el Armisticio y en 1919, la paz. Por el camino, habían quedado más de diez millones de hombres, otros tantos mutilados, el mapa de Europa irreconocible y en Rusia, la Revolución, que se llevaría por delante varios millones de personas más. Luego vendría la Segunda Guerra Mundial, etcétera.

Batalla del Somme, 1 de julio de 1916.
10.000 muertos el primer día, sólo entre los británicos.

Digo todo esto porque fue el aniversario y porque me regalaron un libro, llamémosle libro, sobre la Gran Guerra. Su autor, Joe Sacco, es un dibujante de mucho prestigio, que dibuja tebeos de primera. O como dicen ahora, es un ilustrador de novelas gráficas de postín. Llámenlo como quieran, pero La Gran Guerra, de Joe Sacco, me ha impresionado.


Publica esta obra Reservoir Books y es un ejercicio de edición que quita el hipo. Porque Joe Sacco dibuja una única viñeta... ¡de diez metros de largo! Plegada como una acordeón, protegida por dos tapas duras, en una caja preciosa y acompañada de un ensayo de Adam Hochschild, La Gran Guerra (1 de julio de 1916: primer día de la batalla del Somme) es impresionante.

Esto ¡tiene que ser dificilísimo de imprimir! Un aplauso.

Se lee como uno de esos tapices medievales (dicen que se inspira en el de Bayeux). A medida que uno desplaza la vista por la larguísima imagen, va siguiendo la batalla. Está descrita con un grandísimo detalle y créanme, la documentación que hay detrás de esta obra tiene que ser de aúpa. No puedo sino aplaudir, bravo, bravo, ¡bravo!


En un aparte, en el librito que acompaña al dibujo, se señalan y explican, lámina a lámina (es decir, pliegue a pliegue) los sucesos dibujados más relevantes. Sólo hay que ponerle un pero, uno minúsculo, un problema de traducción en la página 14. Los ingleses nombraban a sus piezas de artillería de campaña por el peso de su granada estándar, en libras. Así, por ejemplo, tenían el cañón de 18 libras, que no se traduce como cañón de proyectiles de 8 kilos. Queda feo. Pero ¿qué es esta minucia en comparación con el resto? Nada.

Felicito a Joe Sacco por su dibujo, pero también a los editores de Reservoir Books por haberse atrevido a publicarlo, y por haberlo hecho tan bien.

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