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Las guerras médicas y el número de manifestantes (y II)


Manifestantes uniformados frente al complejo comercial de L'Illa Diagonal.
La concentración en este punto es inferior o igual a una persona por metro cuadrado.

El caso del puente del Helesponto se ha dado varias veces en el manifestódromo barcelonés. ¿Les sorprende? Sabemos que en el paseo de Gràcia no caben más de 70.000 manifestantes en condiciones normales. Es decir, apretaditos y sin moverse. El paseo de Gràcia equivale a un ejército persa, digámoslo así, y así ha sido narrado. Entre 1977 y 2014 pueden contarse varias manifestaciones en el paseo de Gràcia que los Heródotos catalanes han calificado de millonarias. Eso sí, sin la maestría en el narrar del griego.

Otros manifestódromos habituales muestran cifras igualmente imposibles. Un cálculo optimista cifra en 3.000 el número de personas que caben en la plaza de Sant Jaume y no han sido pocas las veces que he oído que se han juntado 20.000 personas en la plaza para celebrar un título del Barça o protestar por algo. En la céntrica plaza de Catalunya no caben más de 10.000 personas, que la ocuparían toda, del Corte Inglés al FNAC, de las Ramblas al paseo de Gràcia, que vivirían mal y apretaditas unas contra otras, y la cifra viene de un plan de emergencia y evacuación de los bomberos al que nadie hace mucho caso. ¿Y cuántas veces no han oído decir que 50.000 personas llenaban la plaza? Guardo en la memoria 200.000 personas en la plaza de Catalunya, un disparate.

Congreso Eucarístico de Barcelona, 1952.
Se afirmó haber repartido 500.000 hostias en la misa celebrada en la Diagonal.

El caso se da cuando nos visita un papa, cuando se rechaza un atentado terrorista, cuando se manifiestan contra la guerra en Irak, cuando el Barça gana alguna copa, cuando los indignados ocupan la plaza de Catalunya o la ocupan el 12 de octubre otros con banderas españolas, cuando se pide la independencia de Cataluña o cuando los sindicatos protestan contra los recortes... Continuamente. Es un escándalo. Luchar contra esta estulticia numérica es meterse en una batalla que puedes dar por perdida. La verdad topográfica se da de bofetadas con el mito y el mito no acepta razones. En cierto modo, lo confieso, a veces me da por preguntarme si no seré yo el burro insistiendo en señalar tanta mentira.

Uno de los puntos de mayor concentración de la manifestación, el cruce entre Diagonal y paseo de Gràcia. Si se fijan, podrán ver la cintura de muchos manifestantes (y algunos pies). Eso hace imposible sostener en este punto una densidad de más de dos personas por metro cuadrado.

Quien podría calcular el número de manifestantes resulta claramente inepto. La Guardia Urbana, por ejemplo, sostiene que si usted dibuja un cuadrado de un metro de lado en el suelo y pone a una persona en cada esquina, tiene una concentración de cuatro personas por metro cuadrado. Y esto no lo ha dicho una vez ni dos, sino docenas de veces que yo recuerde. ¡Bravo! ¡Cero en topografía! Porque ésa es una concentración de una persona por metro cuadrado. Dibujen círculos en las esquinas de un cuadrado y comprobarán que sólo un cuarto del círculo queda dentro.

La prueba de la ducha. Elija el modelo de metro cuadrado que más le guste y compruebe cuánta gente cabe dentro.

Luego hay que considerar la densidad de manifestantes o grado de apretujamiento. Como cada vez quedan menos cabinas telefónicas, prueben con la bañera o el plato de la ducha. Si tuviera mampara, sería ideal, porque limitaría la superficie. Si no, prueben a no tocar la cortina. 

Uno dentro, bien. Dos, justitos, rozando la intimidad. Tres, apretados. Cuatro, casi imposible. Cinco... De hecho, los expertos sostienen que se llega a cinco o más personas por metro cuadrado en una concentración de personas cuando hay avalanchas, con un riesgo considerable de provocar muertos o heridos. Ahora midan el plato de la ducha. Si es de un metro por un metro, vale. Si es de 1,2 metros de lado, es tiene un 44% más superficie que un metro cuadrado. Etcétera.

Los expertos añaden que la densidad no es homogénea, que se reparte normalmente siguiendo una distribución normal. En cristiano, la mayor densidad se da en muy pocos metros cuadrados y pesa mucho en el cálculo de la media. En los conciertos, la gente se apretuja delante del escenario y detrás está casi vacío, por ejemplo. Pero les mostraré un ejemplo reciente y muy documentado, que proporcionó una distribución normal casi de libro. 

Manifestantes coreanos formando una línea con una densidad media semejante a la de la Vía Catalana.

En la famosa Vía Catalana de 2013, se contabilizó una media de 0,8 manifestantes por metro. En el 75% del recorrido, la densidad de manifestantes era menor. Sólo un 5% del recorrido de la manifestación sumó más de una persona por metro; sólo un 1% más de dos. En total, se manifestaron unas 800.000 personas a lo largo de 400 km. Se contaron una a una y los resultados se contabilizaron y calcularon mediante tres métodos que dieron errores entre el 2,5 y el 5%; la cifra resultante tenía un error de más o menos el 3,5%. Se estima (con un error de un 5%) que 150.000 manifestantes eran menores de 16 años, un dato coherente con la morfología de la familia catalana (y se concluye que fué una manifestación familiar). Ésta sea, quizá, la mayor manifestación (documentada) de la historia de España.

Para calcular el número de asistentes a la famosa manifestación del pasado 11 de septiembre en Barcelona contamos con la inestimable ayuda de la organización del evento, que proporcionó una serie de cifras y datos que nos permiten calcular la muchedumbre. 

Las manifestaciones organizadas son más fáciles de contar.
Pero también dejan menos espacio a la libertad de los asistentes.

Aunque me dé repelús ver como el público marcha con antorchas o se manifiesta de uniforme, hay que reconocer que una manifestación a la coreana (del norte) pone las cosas fáciles para el contador. Fíjense: una organización (particular) reparte las concesiones del espacio para manifestarse (público) y le dice a cada uno qué ropa vestir y donde ponerse. No hay espacio para la improvisación y la espontaneidad, ni lugar a reclamaciones que no hayan sido programadas de antemano. Eso quiere decir que los espontáneos tendrán difícil sumarse a la manifestación sin romper su programada homogeneidad (el mosaico humano hecho con el color de los uniformes), que la superficie de la manifestación está claramente delimitada y que si no se siguen las instrucciones, no tiene éxito el dibujo. Quédense con el dato, que es importante.

Fotograma de Triumph des Willens (El Triunfo de la Voluntad).
Aunque parezcan muchos más, en Nuremberg nunca se manifestaron más de 200.000 personas a la vez. Los manifestantes de la fotografía, debidamente uniformados y distribuidos por la Diagonal, podrían cubrir un considerable tramo de la manifestación del 11 de septiembre. Vayan contando filas y sumando.

Días antes de la manifestación, cuando las inscripciones no remontaban, los organizadores suplicaron (sic) que se inscribiera todo el mundo pues necesitaban un mínimo de 675.000 manifestantes inscritos para dibujar la famosa uve. Acabaron inscribiéndose unos 550.000. La organización explicó que la manifestación ocupó 275.000 metros cuadrados (antes había dicho 200.000).

No es Gran Vía con Balmes, pero la densidad de la concentración es similar.

Treinta y seis manifestantes, unos de amarillo y otros de rojo, se alternaban en cada hilera de manifestantes e hilera tras hilera, idénticas, hacían el dibujo. Ocupaban una anchura de 40 metros (0,9 manifestantes por metro lineal), que a veces fue menor (por obras en la Diagonal, por ejemplo). Esta organización de la muchedumbre impide una concentración superior a la de dos personas por metro cuadrado de media, aunque en algunas zonas (quizá el 5% de la superficie ocupada) podría haberse llegado a las tres. 

Lo confirman las imágenes tomadas por los helicópteros de TV3 en directo, entre las 1700 y las 1714 h. Dejando aparte algunos tramos hacia los extremos en que los manifestantes no cubrían el área asignada, cuando la cámara enfocaba hacia abajo en vertical, se veía el suelo entre los manifestantes. Ergo, se daba un máximo de dos personas por metro cuadrado en la mayor parte de la concentración.

Datos complementarios: Llegaron 1.500 autocares de provincias (territori), que transportaron entre 70.000 y 95.000 personas. Es lógico pensar que otro tanto, pero no más del doble, llegaría a Barcelona por sus propios medios. Los organizadores vendieron 250.000 camisetas del uniforme el día de la manifestación (la mayoría, como recuerdo). El tráfico más allá de la manifestación fue el equivalente al de un fin de semana, según los indicadores de tráfico. Ah, que no se me olvide. En las últimas elecciones, todos los partidos partidarios de la Consulta sumaron, en números redondos, 1.200.000 votos. ¿Podría establecerse esta cifra como límite máximo de la movilización? ¿Se movilizaron todos ellos?

¿Cuánta gente contaría aquí la Guardia Urbana?
Es la pregunta del millón (nunca mejor dicho).

Con todos estos datos en la mano, la Guardia Urbana de Barcelona volvió a cagarla contando y sumó 1.800.000 manifestantes. Es decir, 6,5 manifestantes por metro cuadrado. En otras palabras, 50.000 filas de manifestantes rojigualdos. Suponiendo la misma distancia entre manifestantes situados delante, detrás o a los lados, esas 50.000 filas de manifestantes ocuparían 40 km y no los 11 km del recorrido. 

Una regla de tres con esta hipótesis (0,8 personas por metro en cada fila contando hacia los lados o a lo largo) nos dice que en 11 km cabrían 495.000 manifestantes. Es decir, tendríamos 1,8 manifestantes por metro cuadrado. Una gran concentración, mucha gente.

Dando por buena la cifra de inscritos como la de manifestantes (550.000), la densidad sale por unas 2 personas por metro cuadrado. Aceptable. Si aceptamos que se consiguió llenar todo el mosaico previsto, 675.000 personas según los organizadores, 2,4 personas por metro cuadrado. Vista la imagen aérea en vertical, una concentración media que parece excesiva, aunque se pudo dar en algunos tramos.

Pero hubo más que esos 36 manifestantes por fila, seamos honestos. Si aceptamos un 20% más de manifestantes por hilera en todo el recorrido (una hipótesis muy generosa), estaríamos situándonos alrededor de los 600.000 manifestantes. Si aceptamos que las filas estaban más cerca unas de otras, podríamos llegar a los 700.000. Más allá, la verdad...

Profesores de estadística de la Universidad de Barcelona estimaron el total entre 700.000 y 900.000, y el incremento de la cifra se debe a los aledaños de la manifestación, no a la manifestación coreana en sí, que no pudo juntar a más de 600.000 personas. Si así hubiera sido, si se hubieran mezclado los espontáneos con los uniformados, el mosaico no hubiera sido posible. Lo que proporciona el mayor espectáculo es también lo que limita el número de manifestantes. Como diría un cura, en el pecado está la penitencia.

Visto lo visto, me permito calcular mi propia cifra, que suma otra grandísima manifestación que ocupó a 400.000 personas del área metropolitana más unas 200.000 venidas de provincias (territori). Podrán o no podrán estar de acuerdo con ella, pero es lo que me dicen los números y lo que me muestran las fotografías, lo siento.

Es decir, la manifestación de la uve coreana dobló en número de manifestantes a las del 11 de septiembre y 14 de noviembre de 2012 (casi idénticas en superficie y densidad) y habrá sido la más grande en la historia de Barcelona, en total de manifestantes y en superficie ocupada. Pero no llegó a superar a la gran sardana colectiva de la Vía Catalana de 2013. En parte, porque la distancia entre manifestante y lugar asignado para manifestarse por la organización es estadísticamente mucho menor para la gente de provincias (territori), que acudió en mayor número el año pasado. Esto tiene su lógica, porque el independentismo está más arraigado en los pueblos que en las ciudades y donde menos, en el extrarradio barcelonés. Es así.

Un periodista muy zorro calcula todo más fácilmente que yo. El promedio entre la mitad de la cifra de la Guardia Urbana y el doble de la cifra de la Delegación del Gobierno. Le salían 900.000 manifestantes como mucho. Ésos son tantos como tres manifestantes y cuarto por metro cuadrado. Demasiados, porque esa concentración sólo se ve en una muy pequeña porción del recorrido. Pero aún así, un cifra más sensata que las que corren por ahí.

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