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Una entrada estimulante


A decir de la RAE, estímulo viene del latín stimulus y tiene varios significados. Los que recoge la RAE son (copio):

1. m. Agente físico, químico, mecánico, etc., que desencadena una reacción funcional en un organismo.
2. m. Incitamiento para obrar o funcionar.
3. m. ant. Vara con punta de hierro de los boyeros.

El que nos interesa es el tercero, el de un pincho empleado para azuzar a las bestias de carga. Por eso algunos historiadores de la antigüedad han traducido stimulus por espuela y de hecho la espuela se considera un estímulo para el caballo.

Reconstrucción de una fortificación romana en Alesia.
En primer plano, los stimuli.

Para los antiguos legionarios romanos, el stimulus era algo mucho más terrible. No sé si el nombre del stimulus de los militares viene del nombre de la vara de los boyeros o viceversa, pero venga de donde venga el nombre, lo nombrado es una trampa que hace daño.


El primer stimulus se fabricaba con una punta de lanza doblada en forma de ele mayúscula (L). Quizá luego se fabricaran stimuli a propósito, pero los herreros de las legiones podían perfectamente manipular un pilum para hacer un stimulus. El pilum era una jabalina pesada, con una larga punta metálica, que empleaban los legionarios romanos y habría docenas de pila dobladas que aprovechar o reciclar justo después de un combate.

Se doblaba el hierro como una ele, con la punta hacia arriba. Se afilaba con esmero. La punta era como la de un anzuelo, fácil de clavar pero imposible de desclavar sin desgarrar la carne y agrandar la herida. La base de la ele se clavaba en un grueso madero. Ya tenemos el stimulus. Para emplearlo, se hacía un agujero en el suelo, se enterraba el tocón de madera, se afianzaba la tierra alrededor y quedaba la punta mirando hacia arriba.

Esquema de las defensas de contravalación de Alesia.
A la derecha de la imagen, los stimuli.

Los stimuli se empleaban por docenas, rodeando una fortificación o una plaza fuerte. Lo ideal era disimularlos, pero no era necesario. Su función no era otra que sembrar el campo próximo a los muros legionarios de obstáculos que dificultasen el avance del enemigo. ¡Anda que no iba a dificultarlo un campo de stimuli

Porque iba el enemigo tan confiado y ¡zas! Pisaba un stimulus y le atravesaba el pie. Como ya hemos dicho, la punta estaba pensada para no desclavarse fácilmente y el tocón de madera estaba fijo en el suelo. El enemigo quedaba literalmente clavado en el terreno, malherido. El enemigo tenía dos opciones. Quedarse ahí clavado, a merced de los dardos enemigos, o librarse del stimulus echando a perder su pie para siempre.

El stimulus era un instrumento simple, muy efectivo y extremadamente cruel. No son pocos los estudiosos de lo militar que señalan al stimulus como la primera mina antipersona de la historia, aunque no contenga explosivos. Siguieron empleándose durante siglos y en cierto modo siguen empleándose hoy en día.

Aiguillon (aguijón) medieval francés.
Es la versión moderna del stimulus.

En español, los stumuli se llaman aguijones, porque se imitó la voz en francés medieval que los nombraba (aiguillon). El tiempo y la maldad procuraron muchos tipos de aguijones, que van de una simple estaca a pinchos refinadísimos.



Descripción de un lirio y de un campo de lirios.
La poesía se limita al nombre. 
Quedar empalado en un lirio no es en absoluto poético.

Los aguijones provienen de los lirios (en latín, lilia), nombre poético para otra trampa cruel, una estaca afilada clavada en el fondo de un agujero cónico. Uno cae por el agujero y... Les arriendo la ganancia. Los legionarios llamaban lirios a estas trampas porque tenían un sorprendente parecido con los lirios del campo, pero los franceses las llamaron trous de loup (trampas para lobos) y en Oriente se conocen como trampas para tigres, nombres quizá más descriptivos.  

Abrojo romano. Cabe en la palma de la mano.


Otra arma muy parecida al aguijón es el abrojo, también de origen romano. Estaban pensados principalmente para estorbar a las caballerías, pero también para dañar los pies de los soldados enemigos. Hoy siguen empleándose los abrojos (en alguna parte llamados miguelitos) para pinchar neumáticos.

¿Qué les ha parecido? Quizá ahora reaccionen de otra manera cuando les digan que necesitan un estímulo.

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