Un fondo ocre oscuro protagoniza gran parte de la superficie del cuadro. Es una de las características típicas de los últimos cuadros de Caravaggio. La Magdalena se parece a Lena, una de las amigas de Caravaggio en Roma, a la que habría pintado de memoria.
Los últimos años de la vida de Caravaggio fueron desesperados. Roma había puesto precio a su cabeza, vivo o muerto; los caballeros de la Orden de Malta también querían dar con él y lo preferían muerto a vivo. Por si fuera poco, hacía amigos por donde iba y fue herido gravemente en Nápoles, en una emboscada que pudo ser patrocinada por... prácticamente por cualquiera.
Si bien es cierto que le sobraban enemigos, no le faltaron amigos. Lo que más puede sorprender en el caso de Caravaggio es el apoyo que recibió de las grandes familias italianas. Los Sforza, por ejemplo. Pero el caso que personalmente me conmueve es el de Mario Minniti y su familia. Mario había sido su aprendiz en Roma y algunos sostienen que también su amante. Había regresado a Sicilia, su patria natal, y ahora tenía mujer, hijos, una buena casa, estaba bien considerado por sus vecinos y no le faltaba trabajo. Lo arriesgó todo por cobijar a su amigo Michelangelo; y cuando digo todo, es todo.
Tan pronto como se supo en Roma que Caravaggio había huído de Malta y su vida volvía a correr peligro, los Crescenzi, del Monte, Aldobrandini y Giustiniani pusieron manos a la obra para conseguir el perdón del papa. El dinero obra milagros, en estos casos, y los amigos de Caravaggio tenían un as en la manga: Caravaggio era el pintor más cotizado de toda Italia. Se pagaban fortunas por un cuadro de Caravaggio. Mínimo, 400 escudos por cada uno (¡el sueldo anual de un maestro artesano!)
El sobrino del papa, el cardenal Borghese-Caffarelli (Borghese sin más para los amigos), aceptó encantado la promesa de engrosar su colección de lienzos con varias obras del pintor milanés y pronto intercedió ante el papa por él. A principios de verano de 1610, todo estaba a punto para que Michelangelo Merisi regresara a Roma con el perdón del papa y varios lienzos para satisfacer el peaje y el soborno de personas tan influyentes.
Pero Caravaggio murió muy cerquita de Roma, abandonado en una playa, enfermo de unas fiebres que al final se lo llevaron por delante. Unos sostienen que había sido envenenado, quién sabe. La cuestión es que el capitán del barco que lo llevaba a bordo de Nápoles a Roma ¡escapó con todas las pinturas! Semanas después, el cardenal Borghese exhibía un San Juan Bautista del de Caravaggio en su colección. Pero ¿qué fue del resto de los cuadros que llevaba consigo Caravaggio de vuelta a Roma? Hay quien dice que el capitán del barco los llevó a España, compinchado con el marqués de Sarriá, entonces virrey de Nápoles. Nunca más se volvió a saber de ellos.
Cuatrocientos años después, Mina Gregori, una de las caravaggistas más prestigiosas del mundo, alumna de Roberto Longhi, sostiene haber autentificado completamente uno de los cuadros que tenían que haber ido a parar a manos del cardenal Borghese. Es la Magdalena en éxtasis (Maddalena in estasi).
El cuadro lleva muchos, muchos años en casa de una familia que por ahora prefiere mantenerse en el anonimato. Se sabía de él, pero la atribución era dudosa. No era para menos, porque se conocen al menos ocho copias del cuadro, contemporáneas, y ninguna de ellas se ha dado por buena. Se decidieron a probar suerte y acudieron por fin a la señora Gregori, y la señora Gregori quedó pasmada al ver la Magdalena. ¡Señores! ¡Tienen un Caravaggio en casa!
Mina Gregori, tan contenta.
El cuadro que había comprado el abuelo en Roma ha resultado ser (o eso parece) uno de los cuadros perdidos del pintor de Caravaggio y la señora Gregori anda por la calle dando saltos de alegría, de puro contento. Ella no tiene ninguna duda, es un Caravaggio, ¡un Caravaggio! A sus noventa años, lleva setenta (sic) estudiando a Caravaggio y si ella dice que es un Caravaggio, por algo lo dirá.
La caravaggista habla de los detalles más nimios y del aire que respira todo el cuadro. El lienzo mide 103,5 por 91,5 centímetros, parece de la época, etcétera, y nos depara una sorpresa. En el reverso, encontraron un papelito con caligrafía del siglo XVII que decía (copio) Madalena reversa di Caravaggio a Chiaia ivi da servare pel beneficio del Cardinale Borghese di Roma. En otras palabras, ésta es la Magdalena de Caravaggio que iba a servir para pagar (el favor) al cardenal Borghese de Roma. ¡Corcholis!
Gregori asegura que el cuadro no llegó nunca a la colección del cardenal en Roma. Ésta es su afirmación más interesante, pues sostiene que el capitán del barco que abandonó a Caravaggio no sabía quién era ni cuánto valían sus cuadros. Los puso a la venta al llegar a la costa romana y una familia compró la Magdalena y la conservó consigo durante generaciones. Siglos más tarde, el abuelo de esta familia anónima lo compró y hoy resulta que ese cuadro era... ¡un Caravaggio!
Sin ir más lejos, en el Museo de Lugo tienen una copia...
¿O no es una copia?
¿Será en verdad un Caravaggio? Vamos a decir que sí, me inclino a pensar que sí, que pudiera ser, pero hay que ser prudentes. Tendrían que someterlo a los rayos X, a la cromatografía, yo qué sé. Pero la palabra de la señora Gregori es un argumento de peso. En todo caso, por ahora, dicen, el lienzo no será expuesto. Quizá dentro de unos años...
Bienvenido de vuelta por estos lares cavalier Merisi (aunque como miembro fetido e putrido).
ResponderEliminarHace no mucho se publicó una atribución a Caravggio por Gianni Papi que no ha tenido en realidad ningún eco aunque fue publicada y defendida en una revista especializada http://www.arsmagazine.com/revista/24/2014/2419-un-original-encontrado-de-caravaggio , con la que por cierto no tengo absolutamente nada que ver, pero es que me fastidia la facilidad con la que llegan a los medios atribuciones de lo más peregrinas como estas http://www.elmundo.es/elmundo/2006/01/25/cultura/1138226891.html y otras con ciertas posibilidades se quedan marginadas.
Un saludo.
Sr. Boro,
EliminarQuedo muy agradecido por sus anotaciones, que considero muy interesantes. Estoy con usted en la facilidad con que los medios lanzan atribuciones (sean de Caravaggio o sean de cualquier otro) y luego se quedan tan tranquilos, sin preocuparse después si se ha comprobado la atribución o ha sido denegada. Ha pasado no hace mucho con un (presunto) cuadro de Velázquez... que ha resultado no serlo. En este ámbito, vale más andar con pies de plomo.
El "Ecce Homo" atribuido a Caravaggio merece estudiarse a fondo. Parece una obra temprana y ya apunta hacia lo que tardaría todavía algunos años en pintar. Gracias.