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Después de Reyes


Después de Reyes, toca poder contarlo y jugar. Lo de ir de rebajas, para los fanáticos del consumo, que no han tenido suficiente. También toca deshacerse del carbón. Por cierto, ¿nadie quiere? ¡Tengo de sobras! Me dejaron muy bien surtido. ¿Y caca de camello?


La mañana de Reyes hay que vivirla con niños. Cuando el increíble Hulk se hace un sitio en el pesebre y se sienta donde el Niño, la verdad, no creo que a Jesús le importe. Cosas más raras habrá visto y con peores intenciones. 

Al fin y al cabo, no hacía más que descansar después de habérselas visto con un dinosaurio y las tortugas ninja, lo que tiene su miga. Después de andar con los pastores, me dicen, tiene la intención de regresar para, esta vez, atender a la clase de la señorita Pepa Pig, un asunto que al increíble Hulk le viene grande. Lo mío, afirma, es zurrarle al dinosaurio, pero ¡hay que ir a clase! 

Es que la vida es así, qué le vamos a hacer. Ayer, los Reyes y mañana, el cole.

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