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El Museo Militar de Barcelona


La sede del propuesto y por ahora fantástico (imaginario) Museo Militar de Barcelona.

He leído que durante la Pascua Militar, el pasado 5 de enero, el general de turno anunció la intención de abrir un Museo Militar en Barcelona, para (cito) glosar la importante contribución de Cataluña a la historia del Ejército (español). Según los periódicos, el museo podría abrirse en uno de los edificios de la Comandancia, que está tocando a la estatua de Colón y que tiene un aspecto magnífico y señorial. Ahora bien, con la voz chiquita y sin mucha publicidad, se añade que ahora mismo no hay dineros para montar un museo aquí o allá y que hasta que no mejoren las arcas públicas, aquí no hay ni museo ni colección ni nada.

Piezas de armaduras de los siglos XV y XVI, expuestas en Montjuic.
Barcelona no las dejó escapar, no, ¡se las sacó de encima!

Eso no ha impedido que todas las voces del llamado arco político catalán (el arco iris parlamentario, si quieren, una combinación chachi de luces y colores) hayan alzado sus voces al unísono diciendo que no, qué barbaridad, y cosas por el estilo. Barcelona ha de ser la capital de la paz, decía uno que se dice de izquierdas, y no hay sitio para una exaltación de la violencia. Otro echaba leña al fuego asegurando que la idea era (cito) una provocación de Madrid y algo más tarde añadía que (vuelvo a citar) sería un recordatorio de la opresión y la ocupación española, que así anda el patio de tonterías.

Estas palabras dichas a pocos días de haber dejado atrás 2014, año del Tricentenario, del tricentenario de un acontecimiento bélico, del tricentenario donde han sido numerosas y abundantísimas las referencias a la historia militar española (y europea)... La verdad, que hacía mucho tiempo que no veía ni oía tantas, tantas , tantas explicaciones en materia militar del siglo XVIII como en Barcelona en 2014.

El Ayuntamiento de Barcelona se ha gastado casi 90 millones de euros en el museo ése del Born, la Zona Cero (así la llaman, en plan de guasa) y gastará tres millones de euros al año sólo para tenerlo abierto... y todo por una mierda de colección, la verdad. Y ahora que viene el Ejército y nos monta un museo gratis, decimos que no. ¿Quién nos entiende?

Armadura renacentista en el antiguo Museo Militar de Montjuic.

Si lo de antes era tan chachi, lo de la historia militar de la Guerra de Sucesión, ¿por qué no es chachi el resto de la (abundantísima) historia militar de Cataluña, o de Barcelona? Porque morir, morían igual catalanes bajo Napoleón o por un quítame allá esas pajas entre carlistas e isabelinos que por los sitios de la ciudad de Barcelona ahora por los Haubsburgo, ahora por los Borbones. Que Barcelona fue sitiada por los dos bandos y resistió heroicamente contra los dos, que un presidente de la Generalidad de Cataluña murió de un cañonazo... de los Haubsburgo, no de los Borbones, que fueron miles los barceloneses de ambos bandos que etcétera, etcétera, etcétera. Lo de Cataluña como parte de Francia (1640, 1810) y los carlistas matando liberales ¿no merece también un recuerdo?

Francesc Savalls y unos amigos, carlistas y catalanes, durante la Tercera Guerra Carlista.
Las Guerras Carlistas son las grandes desconocidas de nuestra historia.

Además, es muy cierta la contribución de Cataluña a la historia militar española y europea. A modo de ejemplo y sin ánimo de exhaustividad:

La forja catalana, base de la industria armamentística del Principado.

La forja catalana, que armó de espadas, dagas, puñales, picas, lanzas, alabardas, bayonetas y cosas para pinchar y cortar con gusto y saña de la Edad Media hasta la Contemporánea. La llave a la catalana, que junto con la llave shrapance (escocesa) introdujo las llaves de chispa y pedernal en los arsenales europeos. Eso, en tecnología, sin entrar a trapo en la era industrial y del vapor.

Llave a la catalana en una pistola del siglo XVIII.

Los acontecimientos bélicos en los que el Reino de Aragón metió baza fueron muchos y en todos ellos participaron catalanes en primera línea y en el mando. Los almogávares arrasando y masacrando Grecia; las sucias campañas de Cerdeña y Sicilia; las campañas del Gran Capitán; las guerras del Moro y las campañas corsarias; hasta en los Tercios hubo muchísimos catalanes (en el de Nápoles, por ejemplo). También mencionaríamos Lepanto (que no se nos olvide Lepanto). Si en algo somos especialistas los catalanes es en las Guerras del Francés (la de 1640, la de Sucesión Española, la Guerra de la Independencia... ¡prácticamente todas!). Que no se nos pasen las Guerras Carlistas, que en Cataluña dieron mucho de sí. 


La Cataluña bajo Napoleón.

Más cerquita, los padres de la derecha nacional catalana se dedicaron a la fabricación de armamento y material para los que lucharon en la Primera Guerra Mundial (de ahí, parte del Modernismo de Barcelona). Luego... ¡la Guerra Civil! Por Dios, que nos dejábamos la Guerra Civil, con la República apoyándose en el poderío industrial catalán y las batallas del frente de Aragón, del Ebro, del Segre, la Retirada... 

¡Anda que no tenemos historia militar en Cataluña!

Vemos en las grandes capitales uno o más de un museo militar. El Imperial War Museum (IWM) es más que un museo, una red de museos, a los que añadir el Museo del Ejército (donde conservan el esqueleto del caballo de Napoleón) y tantos museos regimentales. En París tienen los Inválidos (donde conservan el esqueleto de Napoleón). En Viena, el museo militar es impresionante (no sé si conservan algo de Napoleón, en éste). El Arsenal de Venecia... En fin, tantos. Por qué no, en el mismísimo Museo Marés de Barcelona conservan unos pinchos...

Si se me ponen progres y me dicen que no, que nada de todo eso merece un museo, hablemos de las obras de arte católicas que ocupan tantos museos, obras de Velázquez, Goya, Caravaggio, Rivera, Murillo... Si tan progres somos y España es un estado laico, todas esas obras de propaganda deísta ¿no tendrían que retirarse de los museos? Algún imbécil dirá que sí, siempre hay alguno, pero si eso no se retira del catálogo de la Historia del Arte, no veo por qué tiene que retirarse el patrimonio militar de nuestra Historia antigua y reciente.

Aviadores republicanos y un Polikarkov I-16 "Rata" en Cataluña.

Además, siempre queda el Museo de la Guerra Civil. ¿Existe en España un Museo de la Guerra Civil? No. Hay un proyecto por ahí... Pero, no, no existe. 

Cuando desmantelaron el Museo Militar del castillo de Montjuic, me llevé las manos a la cabeza. Cierto que el franquismo había aprovechado las circunstancias para hacer publicidad de lo suyo, pero no es menos cierto que el museo guardaba una de las colecciones de armaduras renacentistas más importantes de Europa, piezas de artillería únicas en el mundo, una colección de armas de fuego que quitaba el hipo y un montón de chatarra militar que, de haber sido un museo moderno y más accesible, habría hecho de este museo de Barcelona la envidia de muchos otros museos militares europeos. Hoy, el castillo se muere de asco y la ciudad perdió un patrimonio histórico-artístico de primera categoría por dárselas de progre-chachi de buen rollo. ¡Gilipollas! Y perdonen la expresión, que me pierdo.


Arriba, el bombardeo de Barcelona por la Aviación Legionaria (italiana).
Abajo, la orden de bombardear la ciudad, procedente de Roma.
Nuestra Guerra Civil, ¿no merece un museo?

Fíjense qué Museo de la Guerra Civil hubiéramos podido montar en el castillo. Teníamos material de sobras. El lugar era también emblemático. Faltaban las ganas y un discurso museístico, que no requieren más que voluntad. Hubiera sido magnífico. Barcelona se habría convertido en un punto de referencia de la museística militar europea (mundial), los que defienden la Memoria Histórica hubieran tenido un punto de reunión, un Centro de Documentación, una cátedra, cualquier cosa. Los friquis como yo, felices y el pueblo sería un poco más culto y aprendería de los errores del pasado para no repetirlos en el futuro, que es para lo que sirve un museo como éste.

Pero ¡quiá! No sé qué instituto de la paz, que pongo en minúsculas porque ¿existe todavía? Ni idea, ni me molesto en averiguarlo, que no lo conoce ni Dios. Ya ven qué han conseguido.

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