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El primer Ferrari, un Packard (y III)


Un Packard 299 OHC Twelve restaurado.

Los primeros motores de doce cilindros en uve (V12) de Packard fueron diseñados por el ingeniero jefe de Packard, Jesse Vincent, en 1914. Pasó un año hasta que pudieron fabricarse los primeros.

En aquel entonces, el motor se conocía como Twin Six (o Seis Gemelos), porque había nacido de unir dos motores de seis cilindros en línea. Por razones que sería largo enumerar, los motores de seis cilindros son los mejor y más fácilmente equilibrados y la idea de unir dos motores de seis cilindros para hacer uno de doce cilindros resultó genial. El motor se había diseñado para mover grandes y lujosos automóviles, no automóviles de competición. Pero ¡ay! ¡Eso es que no conocían a Vincent!

El Packard de Ralph de Palma diseñado por Vincent, en 1917.
El mejor piloto y el mejor automóvil de su época.

Jesse Vincent llevaba las carreras y la gasolina en la sangre. Que coincidieran de Palma y Vincent fue sólo cuestión de tiempo, y eso sucedió cuando Ralph de Palma ganó en Indianápolis, en 1915.

De Palma corría con un Mercedes-Benz de carreras fabricado en 1914, un automóvil muy potente para los estándares de la época. Pero en 1915 Alemania estaba en guerra y los talleres de Packard fueron los que se encargaron de poner a punto el automóvil. En esos talleres, Vincent. El ingeniero metió mano en el automóvil alemán todo lo que pudo y más. ¡Salió a competir con una carrocería de Packard! Y ganó. De Palma saltó a la fama y Vincent aprendió a fabricar automóviles de competición.

El primer Packard de carreras de doce cilindros.
Vincent fabricó este bólido con piezas de segunda mano.

Jesse Vincent tenía un motor de doce cilindros sobre la mesa de dibujo y pensó en emplearlo en un automóvil de carreras. En teoría, era un motor para grandes berlinas y limusinas, pero ¡quiá! ¡Vas a ver tú ahora! Se hizo con un motor de pruebas, un chasis del almacén de Packard, tocó la compresión y el avance del encendido, cambió los pistones y las válvulas y c'est voilà! Un Packard de carreras con un motor Twin Six de 299 pulgadas cúbicas (alrededor de 4.900 cc), el 299 OHC Twelve. Un monstruo de Frankenstein que corría como el demonio. 

El Packard 905 de dos plazas en una sala de exposición de Packard en California.

Justo después de la Gran Guerra, Vincent preparó dos motores de 905 pulgadas cúbicas (unos 14.800 cc). Con uno de estos motores, Ralph de Palma batió la marca de la milla, todo un éxito. Vincent lo vendió, en 1921, por unos 10.000 dólares. Del otro 905 nunca se volvió a saber.

El equipo Alfa-Romeo en la Targa Florio de 1920.
Ferrari es el piloto del centro.

Ferrari, en la Targa Florio de 1920.
En aquella época, pilotar estas máquinas era muy difícil y peligroso.

Su adversario, el Packard 299 de doce cilindros.
En este caso, el de Ralph de Palma.

Eso nos recuerda que Packard vendió varios 299 en Europa, donde la Gran Guerra había desprovisto a los europeos (al menos, durante un tiempo) de fábricas de automóviles de carreras. Ferrari no tardaría en vérselas con un Packard.

Ferrari, después de una carrera. Agotado, sucio, y derrotado por un Packard.

Un Packard 299 de 1916, restaurado. El adversario invencible.

En noviembre de 1920, en Gallarato, no muy lejos de Milán, Ferrari, al volante de un Alfa Romeo, se enfrentó a un Packard 299 conducido por Silvani. Se afirma que el motor del 299 era el más ruidoso de todos los motores de competición de aquel entonces, y eso es mucho ruido. Así que llamó la atención de todos con sólo ponerlo en marcha. Luego, en carrera, voló muy por delante de los demás. 

Ferrari, en 1922, pilotando su Alfa-Romeo en Sicilia.
¿Se han fijado en la cara de susto del mecánico?

El Packard 299 de 1916, restaurado.
¿Se imaginan a más de 150 km/h en una carretera de tierra apisonada y bacheada con este coche?

En Gallarato, la velocidad media de Silvani fue de 158 km/h. Ganó. El piloto que quedó en segunda posición apenas hizo una media de 130 km/h. Ferrari se quedó de una pieza y fue entonces cuando afirmó ¡Yo quiero coches como éste!

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