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Desconectados


De eufemismo en eufemismo, de onanismo en onanismo patriótico, los catalanes hemos llegado (cito) al inicio de un proceso de desconexión democrática, y presten atención a la frase. 

Lo que diré vale tanto para el catalán como para el español, que conste, ambas lenguas romances con declinaciones de género y número en adjetivos y sustantivos. El adjetivo democrática, acabado en a y por lo tanto del género femenino, se refiere a desconexión, que es un sustantivo de género femenino, pero no a proceso, que es un sustantivo de género masculino, y no es lo mismo decir inicio de un proceso de desconexión democrática que inicio de un proceso de desconexión democrático. Esta tontería encierra dentro de sí un mundo, pues un proceso democrático todos sabemos o intuimos qué o cómo podría ser, pero ¿qué cojones es una desconexión democrática?

Democracia proviene del griego antiguo, donde se escribía δημοκρατία. Es un palabro que se empleó por primera vez en Atenas, en el siglo de Pericles, uniendo dos palabras existentes. Una, δῆμος, que se lee démos, describe a la población que no es ni aristócrata ni esclava, a lo que llamaban pueblo. La otra, κράτος, que se lee krátos, significa poder y por asociación de ideas, gobierno.

Desconectar viene del prefijo des y el verbo conectar, que a su vez es un anglicismo, pues es la transcripción del verbo to connect, que significa unir o poner en comunicación a dos personas, una con otra. O dos cosas. 

Por lo tanto, una desconexión democrática es la desconexión entre el pueblo y el poder.

Los políticos catalanes no sólo cometen estupideces, sino que, además, las escriben. Como dijo un gran sabio, no escribas si antes no has aprendido a leer, y no digas lo que has escrito si no sabes lo que estás diciendo.

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