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Se perdió un camello


La Guardia Urbana recibió el día de ayer una llamada como no suele haber dos. Un ciudadano, servidor de ustedes, notificó la inusual presencia de un camello en el salón, que había aparecido ahí en medio como por arte de magia, en mitad de la noche, sin previo aviso. El camello en cuestión, registrado en la empresa de portes Melcior, Kaspar und Balthasar GmbH, con matrícula de Uthopos, sufría un desorden digestivo severo por la ingesta excesiva de chuches, turrones y polvorones, que provocó un tránsito intestinal del todo exagerado que dejó el salón del susodicho ciudadano que daba pena verlo. El camello, que respondía al nombre de Súbito, fue conducido al exterior de la vivienda con el auxilio del cuerpo de bomberos, lo que provocó una gran expectación en todo el barrio. Nadie se hizo daño al final del cuento y con esta feliz conclusión se resolvió el único incidente de la Noche de Reyes. 

Por lo demás, Sus Majestades de Oriente se portaron muy bien con un servidor de ustedes. Material de lectura, material de esgrima y material de cocina, más el trabajo de limpiar la mierda de camello, debidamente merecido por el comportamiento de éste, quien escribe. 


1 comentario:

  1. Surrealismo escatológico. Estas cosas ocurren amigo Soravilla, tan normal es que un camello aparezca en el comedor de casa como que unos iluminados mesiánicos pretendan convertir una ilusión pueril en una sociedad donde habrá macarrones para todos.
    Feliz 2016
    Saludos
    Francesc Cornadó

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